Epílogo

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Perdón

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Narrador Omnisciente

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Su corazón latía demasiado rápido, no esperaba verlo otra vez, no después de que él le haya dicho que haría lo posible por alejarse.

No lo había visto desde el día que se había casado. Su último recuerdo era verlo levantarse de su asiento, recibir una mirada del chico y desaparecer junto a alguien más.

El azabache no tenía una reacción diferente, habían pasado casi 5 años desde la última vez que se vieron.

Lo último que supo de Nathaniel era que había dejado el arte y que en este momento estaba esperando un futuro hijo o hija junto a su esposa.

Nathaniel tampoco era ajeno a la vida de Marc Anciel, un joven escritor que se hizo muy popular en Europa. De algún modo le alegraba saber que él estaba cumpliendo sus sueños.

El ambiente se estaba volviendo incómodo, lo único que se escuchaba eran las gotas de lluvia.

-Ha pasado un tiempo -Marc rompió el silencio.

-Sí... Me alegra saber que estas cumpliendo tu sueño.

-Y yo estoy feliz de saber que pronto serás padre.

Nathaniel solo asintió, aunque le ilusionara la idea de ser padre, la única razón por la que Chloé había quedado embarazada había sido porque ambas familias les exigían tener al menos un hijo.

Una vez más el silencio gobernó.

-Yo... -habló Nathaniel- Yo creo que hay cosas que debemos aclarar.

Marc suspiró y asintió con una sonrisa algo triste.

-Normalmente no miro el pasado, pero esta vez es necesario. Nunca nos dimos la oportunidad de hablar.

-Quiero que sepas que nunca quise irme, y no te oculté mi compromiso porque no confiara en ti. Todo lo que pasó fue a causa de mi miedo, no quería lastimarte, yo temía perderte y... pasó lo que pasó...

-Yo te debo una disculpa... Nunca debí hablarte de esa manera esa noche... No tenía motivos para hacerlo y lo único que hice fue correr... Igual en... en tu boda.

-No te preocupes por eso, ya pasó demasiado tiempo como para que intentemos arreglar todo ahora.

Ambos guardaron silencio y suspiraron.

-Lamento no haber sido valiente -dijeron al unísono.

Se miraron sonriendo ante el sentimiento de nostalgia.

Aunque no pudieran decirlo en voz alta, ambos aun sentían más por el otro. Cada quien continuó con su vida, pero había algo más. 

Él continuaba queriéndolo demasiado y no pensaba perder la oportunidad de decírselo, ya que era probable que no se volvieran a ver.

-Nathaniel... Te quiero pedir algo... Por los buenos tiempos.

-C-claro, dime qué pasa.

-Por favor... Vuelve a dibujar. No quiero que dejes lo que te apasiona solo porque yo te traigo malos recuerdos.

Nathaniel se sorprendió y negó inmediatamente.

-No te sientas culpable, soy yo quien tiene malos recuerdos de mi mismo... Pero si quieres que regrese al arte lo haré.

-Gracias por continuar con tu sueño... Yo... Yo ya me tengo que ir, mi familia me espera.

-Sí... Entiendo... -Marc se iba a alejar, pero el pelirrojo lo detuvo sosteniendo su muñeca- Marc... Sé que tal vez no volvamos a vernos, por eso debo decirte algo importante.

Marc se quedó callado esperando a que el pelirrojo continuara.

-Yo... Yo todavía te amo.

No le dio oportunidad de responder porque se apegó a él, sujetó su rostro con delicadeza y unió sus labios en el que sabía sería su último beso.

Sabían que estaba mal, uno de ellos estaba casado y el otro en una relación, pero era algo que necesitaban como último adiós.

Marc se quedó quieto por unos segundos y correspondió el beso. No iba mentir, Nathaniel todavía ocupaba un lugar importante en su corazón. 

Ambos comenzaron a derramar lágrimas mientras se expresaban todo lo que no habían podido durante todos aquellos años.

Se separaron luego de recordar como sus labios estaban hechos para encajar perfectamente.

Juntaron sus frentes y dejaron escapar sus sollozos.

No podían estar juntos, no en esta vida.

Sabían que estaban hechos el uno para el otro, pero no podían ser egoístas y escapar de todo para poder ser felices.

Marc tomó la mano derecha de Nathaniel y sonrió entre lágrimas al ver aquel anillo que tenía grabado un sol.

-T-Tomatito...

El corazón de Nathaniel latió con fuerza al volver a escuchar ese apodo una vez más.

Marc quitó con cuidado el anillo del dedo del pelirrojo y se quitó su anillo también. Dejó un beso en el dorso de la mano derecha de Nathaniel y le coloco el anillo que tenía grabado en su diseño la luna y las estrellas.

Nathaniel tomó el anillo con el sol grabado y se lo colocó a Marc en el dedo anular de su mano derecha.

Se miraron sonriendo aun con lágrimas en los ojos.

-Te amaré hasta mi muerte, Bonito.

-Tomatito...

Ambos se abrazaron y se brindaron la calidez que les había hecho falta desde que se separaron.

-Nathaniel, siempre ocuparás un lugar importante en mi corazón. Yo te amé demasiado.

Nathaniel sintió una pequeña punzada al escuchar aquellas palabras.

-No dudes sobre mi querer, fuiste muy especial para mi, creo que te llegué a querer más que a nadie. Y te debo unas palabras desde la última vez que nos vimos... Aquel chico te debía un... "Te amo".

Se separaron luego de algunos momentos, se sonrieron y secaron sus lágrimas.

Aunque quisieran hacerlo, no podían besarse, porque si lo hacían actuarían de forma egoísta huyendo juntos a donde nadie los encontrara.

Marc sonrió como no lo había hecho en años, finalmente sonreía genuinamente. Miró a Nathaniel con cariño y se alejó.

Nathaniel miró como su amado chico se alejaba bajo la lluvia. 

Continuó siguiéndolo con la mirada y sonrió con tristeza al ver como corría a abrazar a aquel castaño.

-Marc, no te amaré hasta mi muerte, te amaré hasta saber que en alguna de nuestras próximas vidas te volveré a tener junto a mi, y cuando eso pasé te amaré por el resto de la eternidad.

Fin~


El muro que nos separa - Nathaniel x MarcDonde viven las historias. Descúbrelo ahora