Eclipse Lunar.

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La luna empezaba a ser cubierta por la sombra de la tierra, cuando Sesshomaru dejó a Rin en la cabaña de la anciana Kaede. 

La mujer mayor se apresuró en recibirla y la ayudó a recostarse sobre las mantas que ya tenía listas. —¿No te quedaras a presenciar el nacimiento de tus hijas? —preguntó al Yokai, al notar que éste había comenzado a alejarse. 

—No. —respondió él, de espaldas a ambas, y sin decir más, salió de la pequeña cabaña. 

—Tan grandote y tan cobarde… —susurró la anciana, acomodando almohadas para Rin, y no sorprendida por el comportamiento de Sesshomaru. 

—Será mejor así, abuela Kaede. —dijo la joven, haciendo una mueca de dolor por las recientes contracciones —. Mi señor tiene sus motivos para mantenerse alejado de la aldea hasta que nazcan nuestras pequeñas. 

—Oh, Rin… Ya empezaste con la labor de parto, prepararé algunas mantas más. —dijo Kaede, levantándose de su lugar. 

La joven cerró los ojos aguantando el dolor de otra contracción. —Creí… que los demás estarían aquí. —Se esforzó en hablar, respirando profundo. 

—Kagome y Sango ya deben estar en camino, a Kohaku lo vi merodeando por aquí desde que llegaste, seguro que aún no reúne el valor suficiente para entrar. 

La anciana dejó sobre una pequeña mesa varios pedazos de tela y una cubeta con agua tibia, además de varias mantas ya dobladas y un kimono dorado que Sesshomaru le había dejado algunos días atrás, para que Rin usara después del parto. 

La joven vio la prenda y sonrió con cariño, recordando los regalos que él siempre le dejaba cuando vivía en la aldea junto a sus amigos. —Ansío mucho verlos de nuevo. —suspiró con anhelo y nostalgia. 

—Tranquila, ya habrá tiempo.

Kaede se arrodilló a su lado con un paño tibio y limpió las pequeñas gotas de sudor que comenzaban a formarse en el rostro de Rin a causa del esfuerzo, y ella, cerró los ojos confiando en que todo resultaría bien. 

─── ∙ ~εïз~ ∙ ─── 

Había pasado cerca de una hora desde que Sesshomaru se alejó de la aldea, asegurándose de que no hubiera ningún peligro en los alrededores, consciente de que, si hubiese decidido quedarse, su presencia habría revelado la ubicación de Rin. Él se detiene a observar el eclipse, agudiza sus sentidos, y percibiendo el cambio en el aire, supo de inmediato que las niñas ya habían nacido; su corazón se sintió aliviado al percibir que las tres se encontraban bien. Jaken aparece entonces, anunciando lo que él ya sabía, pero no hubo tiempo para ninguna respuesta ni para darle espacio al sentimentalismo, porque una voz que no escuchaba hace mucho tiempo se coló en sus oídos, causándole repugnancia al confirmar que se trataba de Zero, quien solo despotricó palabras desagradables contra él y su familia, amenazas vanas y ridículas que solo le hicieron hervir la sangre; y aunque no logró asesinarla en esa ocasión, cómo hubiese deseado, maldijo internamente por los valiosos segundos que le hizo perder, y sin meditarlo más, se apresuró a regresar a la aldea para buscar a sus gemelas. Sabía que el tiempo se le acababa, y su prioridad en ese momento era dejarlas a salvo en la barrera del bosque, mientras él se encargaba como era debido de destruir el trozo del Aciago. 

Aunque ansiaba con todo su ser acercarse a su esposa y brindarle algo de calma al ver la tristeza en sus ojos, tuvo que reprimir aquellos sentimientos que creía solo lo debilitaban. 

"Un rito de valentía y cobardía."

Fue lo único que dijo antes de salir, sabiendo que Rin lo entendería y confiando en que ella se encontraría bien hasta su regreso. Él las iba a proteger, él no iba a permitir que destruyan lo que le era más preciado en la vida. 

—Towa y Setsuna, una eternidad y un instante... Rin, lo hiciste bien. —susurró al viento, sosteniendo a ambas niñas contra su pecho. 

"Señor Sesshomaru, tengo fe en usted."

Su voz llegó como una suave caricia, reconfortando su perturbada alma. 

─── ∙ ~εïз~ ∙ ─── 

El eclipse lunar había llegado a su fin cuando Sesshomaru introdujo las perlas arcoiris en los ojos de las niñas, la barrera que las protegería estaba hecha, y el cometa cada vez más cerca. Una sola mirada fue la única despedida que pudo permitirse, y repitiendo como un mantra que su único propósito era mantenerlas a salvo, se apresuró en abandonar el bosque y dirigirse al Palacio de su madre para destruir el cometa, lugar dónde se encontraría con Inuyasha y Kagome. Él quería terminar pronto con eso, no se sentía tranquilo al saber que Rin solo se quedaría con la anciana y la exterminadora, pero fijando de nuevo su objetivo, se obligó a deshacerse de cualquier sentimiento humano que lo hiciera débil. 

"Ella estará bien, yo la protegeré."

Se repitió, deseando con fervor poder creerlo. 

 

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"Amor atrapado en el tiempo" | SesshRinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora