Prólogo III / III

121 16 33
                                    

Año 1897

—Estoy completamente convencido que a él le hubiese encantado haber tenido una infancia más feliz. A hurtadillas he logrado escuchar salir de sus labios que no había nacido con la destreza y fortaleza para demostrarse a sí mismo lo valiente que podría ser, tal vez lo que dijo fue verdad o tal vez no, pero lo que nadie sabe es que él, estando en un mundo injusto pudo hacer justicia la cual ya ni existía, mí mundo.

Harry fue solo un estúpido bailarín como solía llamarse a sí mismo, el cual evadía sus sentimientos demostrándose distante ante todos, pero si algo me ha enseñado él es que ambos creamos un lazo completamente inquebrantable que ninguno de ustedes aquí presentes jamás lo podrán dimensionar, también me demostró lo importante de vivir, que no hay tiempo para lamentaciones, porque nos guste o no, solo contamos con una vida y cada quien elige cómo vivirla día a día, el hoy y el ahora, el futuro, el mañana.

Y por ello, con la intención de hacer realidad el mayor deseo de Harry - cumplir su fantasía soñada -, he hecho hasta lo imposible, ambos lo hicimos juntos, para vivir y no solo existir dentro de una sociedad completamente cerrada, tan catártica como desgarradora, más amarga que dulce, con nuevas llegadas y varias despedidas pero sobre todo con grandes lecciones de vida.

Ahora a lo que a mí me corresponde, por ser una de las personas, —suspiró algo agotado causando una abrupta pausa— literalmente la única persona que compartía cercanía con él, me veo en el derecho y la obligación de exponer toda la verdad ante los encargados que rigen y sirven a la ley por medio de este diario el cual pertenecía a él.

—¿Y cuál es su propuesta si llega a ganar el inexistente debate hasta ahora?. —empezó a examinar algunos papeles que se encontraban en su escritorio.

—Abolir la propuesta hecha por ustedes y presentar su carta como culpables luego de la decisión que tomaron para repugnante acción la cual ni siquiera se dignaron a darnos unos días más de tiempo. —demostrándose algo frenético.

—¿Eso es todo lo que usted quiere decir? —bufó el jefe dándole poca importancia a las palabras dichas por el pobre joven sediento de justicia.

« Soy la única persona que tal vez pueda ayudar a ordenar las piezas del enorme puzle del que formamos parte Harry y yo... » —Sí señor, prosigamos. —espetó acompañada de una voz grave.

—Sin nada más que decir, prosigamos. —la corte comenzó a examinar su más valiosa posesión. El diario de Harry...

All The Lonely Dancers┇Donde viven las historias. Descúbrelo ahora