Capítulo 1: Darkness

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No todo en esta vida es bueno. Pero no todo es malo. Así mismo con las personas, todos hemos realizado acciones buenas y malas. Nada es blanco, pero tampoco negro.


Se podría decir que es gris.


Pero la realidad es que yo no soy gris y mucho menos blanco. Sentía que era oscuro, si se puede decir en pocas palabras. 


Mi mente no funcionaba como la de las personas normales, la mía trabajaba de manera diferente. Según los doctores y los psicólogos de los mejores hospitales de todo este miserable pueblo. 


Tontos.


El pueblo en el que vivo se llama Madery Falls, entre la frontera entre Canadá y Los Estados Unidos, un lugar pequeño, contaba con unos 800 habitantes aproximadamente y en muy pocos mapas se encontraba su ubicación. Si de algo estoy seguro es que la vida aquí es todo menos deseable. 


Quería ser normal, tener una familia perfecta, vivir en una casa perfecta y vivir la vida perfecta. Tener un grupo de amigos con el cual yo pudiera salir de todos los viernes y pudiera hacer travesuras para luego arrepentirme. Pero nada de eso se podía hacer realidad, lastimosamente.


Tenía una extraña enfermedad de la cual las personas que la padecían solo el 5% la habían logrado sobrevivir. Una de la cual no existía cura alguna. Era una de la que nadie quisiera padecer; a menos que deseara una muerte trágica, aunque pensándolo bien, a mi funeral solo asistiría mi madre y mi hermana.


Es una enfermedad maliciosa que activa mi sistema nervioso y hace que mi espina dorsal sufra escalofríos. El símbolo de mi rareza-si lo puedo llamar de ese modo-es el cáncer que tengo en mi estómago. Trágico ¿no? Solo tengo 17 años y no he vivido nada como para morir tan temprano. Ningún tratamiento o quimioterapia ha hecho efecto en mi cuerpo.


Lo que me preocupa y de alguna forma me extraña es que toda esta situación es muy confusa. Un ejemplo podría ser cuando los doctores me estudiaban o hacían me pruebas manuales, los resultados eran positivos. Tenía cáncer. Pero cuando me hacían radiografías salían en blanco los exámenes, como si no tuviera nada. En algunas ocasiones me habían abierto el abdomen, centrado un tubo en mi estómago para poder sacarme lo que sea que tuviera adentro y de paso registraba lo que encontraba para casos o exámenes futuros, pero los equipos y maquinas siempre se apagaban y toda la información se perdía completamente.


Ninguno de los doctores sabía cuál era el origen de mi enfermedad, ni si era cáncer lo que en realidad tenia y mucho menos si podía llegar a sobrevivir o no. Algo muy confuso y estresante. ¡Son doctores! Se supone que ellos deberían saber todas esas cosas y no dudarlo de esa forma.


Recostado con la espalda sobre el suave colchón y con mi cabeza hundida en mi almohada me encontraba pensando y pensando. Tratando de distraerme del máximo aburrimiento que sentía, esperando a que algo sucediera. Pero nada se escuchaba o veía en mi silenciosa y oscura habitación.


Quería algo que me distrajera de mi horrible dolor de cabeza, estaba más que seguro que en cualquier momento me iba a estallar, haciendo que mis oídos pitaran y mis dientes chirriaran con algo de fuerza. Un poco después mi vista se volvió nublada y no podía distinguir casi nada.


Eso solo significaba una cosa.


En pocos minutos me quedaría dormido y podría descansar en mis sueños, relajándome de todo este molesto asunto de mi enfermedad, de doctores molestos, medicamentos horribles y madres preocupadas.


En menos de lo que pensaba mis ojos se habían cerrado dejándose llevarse por esa pequeña necesidad que tenia de "dormir". Pero aun así en los sueños no era nada normal, era más extraño; estaba soñado, pero aún así seguía consiente de todo lo que sucedía a mi alrededor.


Mi mente visualizo entre sueños mi lugar favorito en todo el mundo, una pequeña pradera en la profundidad de un bosque que quedaba lejos. Sentí como mis palmas dejaban las tibias sábanas de la cama para apoyarlas sobre un verde césped que a esta hora estaría algo oscuro.


Me senté abriendo mis ojos y viendo con admiración la belleza del pequeño lugar. Aun no oscurecía por completo en mi sueño, el sol apenas estaba bajando lentamente, dándome un gran espectáculo. Pase mi mano derecha por mi cabello castaño tratando de acomodarlo, aunque eso era algo imposible gracias a la cantidad de cabello que tenía y lo esponjado que era.


Al final, me volví a recostar tranquilamente sintiendo la brisa mezclándose con mi respiración. La verde y un poco húmeda yerba me hacía cosquillas en mis pies descalzos y mis brazos descubiertos.


Esto me encantaba, el aire sin una gota de contaminación y los arboles proporcionándome el oxígeno que necesitaba. Sé que soné muy amante de la naturaleza, pero no me gustaría que arruinaran este lugar como todos los bosques que talan solo para conseguir madera y poner fábricas de químicos.


Sentí como algo daba pequeños toques en mi hombro. Gruñí, no quería levantarme, no ahora que era cuando por fin me podría relajar completamente. Escuche como mi nombre era vociferado por una voz dulce y ya muy conocida.

Entonces volví a sentir las sabanas en mis palmas y en todo mi cuerpo. No era justo, ni un poco.


-¡Tommo!-gritaba mi hermana. Me gire dándole la espalda y aun con los ojos cerrados.


-Déjame dormir-mi voz salió ronca y cansada.


-¡No!-sus chillidos retumbaban en mis oídos-¡la cena está servida, mamá te espera!-volvió a chillar en mi odio.


-¡Deja de gritar!-hable molesto. Me estire sobre mi cama haciendo sonar mis huesos y froté mis ojos, levantándome con pereza logre ponerme al frente de mi hermana.


Mire hacia abajo ya que ella era más bajita que yo, a sus 15 años era 10 centímetros más pequeña que yo.


-Siempre serás una enana-me burle.


-Siempre serás un idiota, ¡Tommo!-grito con orgullo. Y yo bufe molesto. Odiaba que me dijeran así, de hecho ¡lo sigo odiando!


La miré mal y caminé hacia las escaleras corriendo por ellas, entre más rápido termine, más rápido podré volver a dormir. Tratando de ignorar los gritos de Sky molestándome con sus tontos apodos llegué a la cocina sentándome en una silla y comiendo del espagueti que preparo mama.


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Perdón por tardar tanto, pero no encontraba las palabras correctas para escribir el capítulo. :( 

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