-¡Tommo!-grito mi hermana antes de arrojarse sobre mí a darme un fuerte abrazo de oso. Quedé aturdido unos segundos, suspire resignado y le devolví el gesto con una pequeña sonrisa. Y en el fondo me alegraba que estuviera bien, no quería estar solo en un gran paso como lo era este.
-Hola, Sky-saludé con algo de cariño en mi voz. Acaricié su pequeña espalda y al final la dejé ir. Sus grandes ojos me miraron para después volverme a abrazar.
-Tenía mucho miedo...-susurró contra mi pecho. Me asombró mucho su reacción, nosotros no éramos de ese tipo de hermanos que se abrazan y aman todo el tiempo. Nos queríamos y todo, pero ninguno de los dos solíamos demostrar mucho nuestros sentimientos.
Obviamente correspondí nuevamente a sus brazos, acunándola con suavidad. Un pequeño impulso me hizo darle un pequeño beso en la coronilla.
-Tranquila, enana-susurré consolándola. Miré al Rey quién observaba la escena un tanto enternecido pero sin perder la postura autoritaria. Mis mejillas tomaron algo de color, nunca nadie me había visto tan meloso con alguien, menos con la tonta de Sky que me hacía enfadar todo el tiempo.
El Rey carraspeó haciéndose notar luego de unos segundos sin soltarnos, pero al final lo hicimos dando un pequeño respingo cuando escuchamos el sonido proveniente de su garganta.
-No es por interrumpir, pero, es hora de iniciar con su entrenamiento.-demandó con voz seria. Asentimos y caminamos por detrás de él, esperando saber con ansias cual era nuestro destino y qué lograríamos con el tiempo.
(...)
Al paso de los días descubríamos cosas nuevas. Como nuestros compañeros de grupo; al parecer, cada uno de nosotros era de diferente generación y función. Así qué, nos dividieron en tres grupos). Aprendíamos en las clases teóricas defensa, historia y manejo de nuestros futuros "reinos". Siempre estábamos a prueba, estar atentos y nunca bajar la guardia en las clases, pero a veces era imposible no distraerse por pequeñas cosas o trampas que solían pincharnos.
Una o dos veces pensaba en cómo podría haber sido mi vida si no estuviera donde estoy, lo aburrida que llegaría a ser. Los amigos que había hecho se habían vuelto como una especie de familia para mí y más las peleas que nunca ocurrían, evitaban que los lazos invisibles que formamos se rompieran.
Los humanos gastaban el tiempo en peleas, en vez de ayudar a los demás y ser más pacíficos.
¿Mis padres? En cuanto a los normales, no lo sé. Muy pocas veces ocupan mis pensamientos, y cuando lo hacen me siento mal por ellos. Sé que en el fondo nos tuvieron o llegaron a tenernos algo de cariño.
Mis verdaderos padres, bueno, es complicado. Mama viene siempre que puede, nos saluda a ambos y nos habla como si fuéramos amigos, no sus hijos, es preferible. Nunca me gusto que se preocuparan por mí, ella era una diosa que convertía en piedra a quien se atreviera a mirarla a los ojos y ninguno de los dos demostraba mucho sus sentimientos, pero aun así con ella sentía ese pequeño afecto de madre a hijo. No me atrevía a ver sus ojos, me daba cierto escalofrío no poder ser humano y convertirme en una estatua, creo que con Sky el sentimiento era mutuo. Ella sabía nuestra pequeña incomodidad y utilizaba unos lentes como los de Leandro. Una vez Sky dijo que había hablado con nuestro padre, pero no mencionó nada más y tampoco pregunté sobre ello.
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Underworld
Short StoryTodos tenemos un lado bueno y malo. Uno es el que dejamos que todos vean. Y el otro lo ocultamos y tratamos de que se vaya. Nuestras virtudes son lo más importante. Pero...¿y lo malo? Solo son defectos y cosas que se pueden controlar ¿no? Todos los...