Capítulo 3: Sadness

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Poco a poco iba recuperando la conciencia. Esperaba sentir un taladro en mi cabeza y un horrible dolor en mi estómago, pero no pasó nada. Mi cuerpo estaba en reposo y totalmente relajado.


El alivio se hizo presente al no sentirme enfermo ni cansado. Una sensación que nunca había conocido mi organismo, porque este siempre estaba lleno de pastillas o sedantes para aliviar las constantes molestias del cáncer en mi estómago. Pero nunca me sentí más tranquilo y descansado.


-Shh... ¡Cállense! ¡Lo van a hacer despertar!-dijo una voz femenina a mi lado derecho.


-¡Que despierte! Lleva una semana durmiendo, ¡Es un perezoso como tú!-regaño otra voz, pero esta vez masculina.


-¿Y si está muerto?-se preguntó una chica en voz alta. Pero la ignoraron olímpicamente.


-¿Yo? ¡Es Leandro el vago!-se defendió otra persona.


-Chicos, cálmense. Él había sufrido mucho toda su vida, ¡Déjenlo que descanse!- defendió otra voz femenina. Y empezaron a pelear gritando diferentes insultos.


Abrí los ojos, pero no vi nada además de la cegadora luz que hizo volver a cerrarlos. Me apoye sobre los codos. Levante el torso y mire a mis acompañantes, que me devolvieron el gesto mirándome con sorpresa.


-¡Despertó!-grito la primera voz.


Frote mis ojos como de costumbre y los mire cansado. No me gustaba que las personas pelearan, y menos por una tontería. Como Sky y yo...


¡Mi hermana!


Termine de levantarme pero, me caí al suelo dándome un gran porrazo y causando la risa de los chicos de mi alrededor. Creo que sigo siendo igual de torpe que antes.    


-¿Estas bien?-pregunto el chico que por según escuche se llama Leandro, mientras estiraba su mano. La acepté dudoso y asentí.


-Gracias...-murmuré incómodo. El chico me sonrió y dejó mi mano. Vestía como un adolescente normal y llevaba unos lentes de sol cubriendo sus ojos. Y yo que pensaba que vestiría como la extraña mujer de antes. Además, soy algo antisocial.


-¿Cómo te sientes?-pregunto la segunda chica.


-Mejor, creo-dije simple.


-¿Crees?-la tosca voz del segundo chico se coló por mis oídos. Me encogí de hombros.


-Déjalo en paz, Richard-me defendió la tercera chica. Que se paró en frente mío, casi de mi edad. Con el cabello azul un poco más debajo de las orejas y ropa normal. Parecía un chico, pero sus finas facciones demostraban feminidad. –Por cierto, soy Vanessa. Un gusto-sonrió y estrechamos las manos.


-Tommy-me presenté curvando una pequeña sonrisa.


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