—¿Lena?La heroína alzó su adormilada voz en un intento por llamar la atención de la empresaria. La anteriormente mencionada, cerró el grifo del agua, y salió del baño viendo a su mujer de frente, con cierta preocupación. Kara se quedó atrapada al visualizar a Lena parada a unos metros de distancia de la cama. Era real y aún le costaba acostumbrarse, Lena estaba ahí con ella.
—Aquí estoy, cariño. ¿Pasa algo? ¿Tuviste una pesadilla?
Su voz se notaba ciertamente cansada, e incluso confusa, su mano apagó la única fuente de luz en el domicilio y se acercó a la cama cuidando no caer en el camino.
—No, no. Yo... —Pensó por un segundo como formular la pregunta. —¿Está todo bien?
Un suspiro intenso fue perceptible proviniendo de la científica, que retiró las pantuflas de sus pies y cerró los ojos estirando su cuello antes de girarse a ver a su acompañante con una sonrisa débil que apenas era capaz de apreciarse en la oscuridad gracias a la luz que se colaba gracias a las farolas.
—Kara, cariño, son las dos de la mañana, ¿podemos hablar de esto más tarde? Estoy cansada.
Pidió recostándose en el pecho de la mujer de ojos azules y fuertes brazos que no tardaron en rodearla de forma protectora, deseando hacer desaparecer cualquier mal que pudiese hacerle daño. No pasaron más de cinco minutos de silencio y oscuridad para que la pelinegra se deslizara al país de los sueños estando en los brazos de su esposa, que le proporcionaba toda la protección que alguna vez había estado buscando.
Kara no podía dormir, había palabras que Lena parecía necesitar decir, pero se quedaban atoradas en su pecho de manera incesante, como si algo ajeno a ella le impidiera hablarle con franqueza. ¿Acaso Lena en el fondo sabía que ella era de otra tierra? No, ese no podía ser el caso, era imposible que lo supiera ni siquiera ella estaba segura de eso. Por supuesto que no podía saberlo, no estaría compartiendo su cama con ella si fuera así. Las horas pasaron esa noche viendo al techo hasta que una ola de calma arrasó su pecho al entrar en un momento clave de relajación cuando Lena se aferró a ella en sueños, fue saber que ambas estaban a salvo lo que la hizo dormir con mayor. Adoraba tenerla en sus brazos, por eso fue tan sorprendente y molesto cuando despertó y Lena ya no estaba ahí. Como si se hubiese tratado de un simple sueño, se encontró sola en la habitación al despertar.
Por un segundo, cuando se sintió sola en la cama y suspiró con pesadez, pensó que todo había sido eso, un sueño, que nunca había atravesado un portal, que no estaba perdida, y que el mundo giraba como debía, que Lena la odiaba, pero cuando dio ese suspiro triste, su nariz captó el aroma a su alrededor y abrió los ojos para corroborar sus sospechas. No estaba en su apartamento, no estaba ni siquiera cerca de estarlo, estaba en esa cama, abrazando a una almohada que tenía un característico olor a Lena. Un quejido salió de sus labios y se estiró en el suave colchón que parecía acariciarla cada movimiento. Unos ladridos la hicieron mirar el borde de la cama. Krypto intentaba saltar a la misma, pero el cachorro aún era muy pequeño. Kara sonrió y lo hizo subir a su costado en la cama, sintiendo de inmediato el agradecimiento del chico, que lamió incansablemente su mejilla.
—¡Hola, amiguito! ¿Dónde está tu mami?
Preguntó entusiasmada rascando la barriga del cachorro, el cual se retorcía con regocijo ante su tacto.
—¡Ya despertaste! —Una voz familiar penetró sus oídos y la hizo girarse bruscamente. —Sí que duermes mucho, mi niña. El desayuno ya casi se enfría.
La mujer que hablaba no era ninguna otra más que su madre, Alura, que la miraba con cariño al acercarse a ella y acariciar su cabello mientras la rubia la miraba con la boca abierta.
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What I should have done. [Supercorp]
FanfictionDicen que la vida está llena de nuevas oportunidades... Pero, ¿Que pasa cuando tú solo quieres una segunda para hacer las cosas bien? Tras entrar en un extraño portal, al haber finalizado una misión, Kara Zor-El, despierta en una camilla de la DEO r...