𝐋𝐂𝐌𝐌 | Wei Wuxian ha decidido durante mucho tiempo dejar la vida complicada que una vez vivió para abrir una pequeña panadería en Yiling. Pero después de cinco años, una serie de eventos perfectamente normales hace que se vuelva a conectar con v...
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En el incendio de hace cinco años, Jiang Fengmian y Yu Ziyuan murieron. Su muerte puso un peso sobre su hija y dos hijos, un peso que era demasiado grande para tres estudiantes universitarios despreocupados. Su fallecimiento también fue emocionalmente devastador para cada uno de ellos de diferentes maneras. Por supuesto, había anhelo y arrepentimiento alojados en sus corazones, pero además de eso...
Su hija mayor fue Jiang Yanli, quien tuvo que poner una cara fuerte y sacar a sus dos hermanos del lío con ella. Equilibrar los cursos avanzados en la escuela con el cuidado de lo que aún quedaba de su familia era una lucha con la que pocos podían identificarse.
El menor de ellos fue Jiang Cheng, quien heredaría el cargo de presidente de la empresa de su padre. Era joven y aún no estaba preparado para ese tipo de responsabilidades. Quedarse despierto toda la noche durante semanas no fue bueno para su salud física o mental, pero lo logró. Era algo que pocos podían haber entendido.
Pero mientras los dos hermanos Jiang lucharon con las consecuencias, después de un año, pudieron ser vistos en público nuevamente, sonriendo y asegurando que todo estaba bien.
Fue el hijo del medio, el adoptado Wei Wuxian, cuya vida fue alterada permanentemente de las formas más fundamentales. Algunas personas lo compadecieron, perdió a sus padres cuando era niño y fue acogido por la familia Jiang, sólo para perderlos también. Esas personas no estaban equivocadas, pero estas fueron todas las conclusiones que pudieron sacar. Porque Wei Wuxian, el tercer heredero alegre y carismático, nunca más fue visto en reuniones con su hermano y hermana.
¿Qué pudo haber pasado que le hizo darle la espalda a su antigua vida? Aquellos que nunca lo conocieron no pudieron comenzar a adivinar, y aquellos que lo hicieron no se atrevieron a pedir explicaciones. Todo lo que sabían era que Wei Wuxian estaba sonriendo cuando les dijo que quería abrir una panadería en Yiling y vivir tranquilamente. Nadie lo detuvo, nadie lo interrogó y nadie lo vio después de eso, salvo a su familia y amigos cercanos.
Ahí fue donde terminó el conocimiento de Lan Zhan. Durante esos cinco años, Wei Wuxian se quedó en su mente como un fantasma que nunca sería olvidado. Pero no se atrevió a preguntar por él. No eran amigos cercanos, ya no tenían nada que ver el uno con el otro, entonces ¿por qué iba a preguntar?
Lan Zhan sabía que Wei Wuxian abrió una panadería en Yiling y fue allí un par de veces con la esperanza de echar un vistazo. Pero se fue cada vez antes de que él tuviera la oportunidad de verlo. Finalmente, lo dejó de ir.
No fue hasta que Wei Wuxian se encontró perdido en Gusu que Lan Zhan vio a su -¿amigo?- de nuevo. No ha cambiado, pensó. Todavía se veía igual, vestido de negro y rojo. Su voz era tan ligera y burlona como en sus sueños. En más de veinte años, Lan Zhan nunca había experimentado la angustia hasta que escuchó esas palabras de la boca de Wei Wuxian.
