𝐋𝐂𝐌𝐌 | Wei Wuxian ha decidido durante mucho tiempo dejar la vida complicada que una vez vivió para abrir una pequeña panadería en Yiling. Pero después de cinco años, una serie de eventos perfectamente normales hace que se vuelva a conectar con v...
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Wei Wuxian todavía estaba absorto en adular a su novio cuando los hombres vestidos de rojo saltaron, empujando a los primos Nie al suelo en un instante y ayudando a los tres Wen a subir a un auto. La pareja apenas tuvo tiempo de reaccionar antes de que el coche despegara calle abajo.
Wei Wuxian de repente se puso serio— Lan Zhan, tú conduces. —dijo, recibiendo un simple Mn. en respuesta mientras despegaban tras ellos. Wei Wuxian tomó su teléfono para llamar al detective Song. Lo alcanzó rápidamente y colgó, fijando sus ojos en la carretera. El auto de Wen dobló una esquina y ellos lo siguieron, manteniéndolos a la vista. Estaban muy atrás, apenas podían ver el automóvil sobre la colina frente a ellos.
— Lan Zhan, más despacio —murmuró Wei Wuxian—. Que piensen que nos perdieron.
Lan Zhan asintió, haciendo lo que decía. Wei Wuxian observó intensamente, recordando cada giro del oponente a pesar de mirar más allá de docenas de edificios y peatones entre ellos. Lan Zhan quedó impresionado por un momento, antes de reajustarse a la gravedad de la situación.
— ¡Lan Zhan, aquí!
Lan Zhan se detuvo, a unas dos cuadras y media del coche que tenían delante. La pareja vio como los herederos Wen salían del auto en un pánico silencioso, seguidos por su padre tranquilo y media docena de Wen sin nombre que los rodeaban. La gente que caminaba cerca hizo todo lo posible por evitar la escena, tomando el camino más largo y lanzando miradas cautelosas al otro lado de la calle.
Wei Wuxian se movió para abrir la puerta y Lan Zhan siguió su ejemplo.
— Song-zhentan debería estar aquí pronto con refuerzos. Mientras tanto, debemos tener cuidado de no perderlos de vista —dijo Wei Wuxian. Una sabia decisión, Lan Zhan no pudo discutir. Pero quería hacerlo. Detrás de su rostro de hielo, su mente estaba plagada de preocupación. Quería mantener a Wei Wuxian a salvo, no quería dejarlo entrar en peligro sin ninguna razón. Pero no podría cambiar la opinión de su obstinado novio, así que lo mínimo que podía hacer era caminar hacia el peligro junto a él y protegerlo con su vida. Eso tendría que ser suficiente.
Caminaron lenta, pero confiadamente calle arriba, metiéndose en un callejón junto al edificio al que acababan de entrar los Wen. Wei Wuxian deslizó casualmente sus dedos a lo largo de las polvorientas paredes de ladrillo, mirando hacia donde la suave luz del sol se asomaba a través del laberinto de metal que colgaba sobre sus cabezas.
Dudo que se nos permita entrar directamente sin problemas, pensó Wei Wuxian. Incluso con Xiao y Song, es posible que no podamos manejarlo.
Un destello de luz del sol llamó su atención, levantando la cabeza para ver una ventana entreabierta a unos metros por encima de su cabeza.
— Lan Zhan —jadeó Wei Wuxian, con una sonrisa cruzando sus labios—, ¿puedes levantarme hasta esa ventana?
