6. Tormenta

2 0 0
                                    

Era desafiante abrir los ojos esa mañana. El frío inundaba mi cuerpo y mis pies estaban congelados. Un día de invierno cualquiera.

Me contradigo constantemente sugiriendo que el frío es eterno y difícil, pero realmente me disperso pensado que amo esta época del año. Sentir el abrigador calor humano que uno desprende al acomodarse en la cama, moviéndose lo mínimo posible para evitar la entrada del viento congelado que mata cualquier tranquilidad innata. Pero lamentablemente ese no era el tema principal.

Ese día era especial, me desperté con ganas de hacer mil cosas productivas durante lo que era esa mañana nublada. Las nubes evitaban la entrada de los rayos del sol por la ventana pequeña que da hacia mi habitación. Estaba todo más oscuro, más espeso y más extraño.

Me sentía aislada de las personas, las calles estaban vacías durante ese fin de semana. Un poco por la culpa de la temporada, las calles se encontraban inundadas debido a la lluvia de la noche anterior, un niebla turbulenta. Claramente no era un buen panorama para dar una vuelta a pie, y ni siquiera en auto. El tintineo constante de las gotas que caían de los techos daban esa sensación de eco interminable, era agradable pensar que el silencio propagaba a través de aquel parque solitario.

Lo que no sabía aquella vez, era que una de las cosas que más odio se iba asomar esa noche. Simplemente nada daba las pistas de aquello, era un día bastante agradable para cualquiera que le interesara pasar la tarde durmiendo o descansando en su lecho. Sin embargo, alrededor de las ocho de la tarde la lluvia era incontrolable, daba miedo pensar que el agua superara los centímetros de la acera e ingresara a la casa arrastrada por los fuertes vientos. Los árboles parecían que cantaban al unísono, el temporal era bastante importante. Aún así, en las noticias decían que estando refugiados en las casas no implicarían mayores riesgos. 

Adentrándose en la oscuridad, era nefasto no pensar que el mundo se estaba cayendo a pedazos, las pequeñas aves que rondaban comúnmente los alrededores, estaban vueltas locas volando desde un lugar a otro buscando refugio. Daba un poco de tristeza pensar que podría pasarles algo sin tener las capacidades de poder ayudarlas, así que, tuve que sacar mi mayor fortaleza y salir afuera. Recuerdo que era interminable ese camino al jardín trasero.

No vi nada fuera de lo normal, hasta que divisé la oscura laguna en lo que se había convertido mi jardín. El agua se observaba de un color tan oscuro, que la única luz que nos alumbraba era la luna llena palpitante. Unos cuantos gusanos por aquí y por allá que parecían delfines disfrutando que los miraran saltar en el basto mar. En cambio, algo me hacía no querer apartar la mirada, sentía que si desviaba mi vista hacia otro lugar me iba a perder de algo muy importante para mi vida. Sin éxito, esperé unos 15 minutos tiritando. Mis pies no se movían por nada del mundo, sentía un frío interminable durante un buen rato. 

Era todo tan silencioso y redundante que tomar una siesta en ese momento no me parecía una mala idea. Mis ojos taciturnos se inundaban en ese agua poco traslúcida. No era evidente que durante ese lapso el agua tocaría todo mi cuerpo. Mis piernas flaquearon hasta concretar una caída. A mi parecer no dolió, pero mi piel estaba enrojecida por el chapuzón. Me sentía revitalizada. 

Aunque era escandaloso meterse al agua por las inmensas lluvias, no se sentía nada mal. Sin embargo, parecía más hondo de lo que pensaba. Era como estar navegando en la mar sin rumbo. No había escapatoria para tal tranquilidad de las olas. Y de repente, todo se volvió azul y colorido. Era de día y las fugozas nubes se veían más reales que nunca.

Mis ojos se cerraban y la mar me llevaba consigo a las profundidades de lo desconocido.

------------------------------------------------------

Mayo, 2021.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: May 08, 2021 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

UNDERMINDDonde viven las historias. Descúbrelo ahora