Más de ti {Edgar y tú} (Jaidefinichon - Goth)

[Capitulo tres]

 Estaba nerviosa, demasiado nerviosa para ser realista.                                                                      

Con el Edgar nos pusimos de acuerdo para juntarnos en el metro Santa Ana a las 4 de la tarde, yo salía de clase hoy día a las 2, así que tenía tiempo para ir a mi casa, maquillarme un poco y salir, yo no soy de esas personas que andan con un kilo de maquillaje en la cara, pero me gustaba a veces aplicarme un poco, ya que te hace resaltar algunos rasgos y obviamente me quería ver bonita. No quería retrasarme en ponerme ropa al llegar a mi casa en la tarde, así que me la puse en la mañana, traía puestos unos jeans pitillo tiro alto que están gastados en las rodillas, también traía una blusa a cuadros de color roja con negra holgada, y unas vans negras. Quería una vestimenta piola y no tan llamativa.

— ¿Qué te pasa?— me preguntó Marcos, que estaba al lado mío.

— ¿A mí? nada ¿Por qué? — pregunté, haciéndome la tonta, obviamente se notaba mi nerviosismo y ansiedad.

— No has parado de mover el pie y mirar la hora — levantó una ceja.

— Ah, nada —sonreí— solo estoy aburrida y quiero irme ya.

— Quería preguntarte—hizo una breve pausa— ¿Qué tal si te acompaño a tu casa hoy?

— ¿A mi casa? — Pregunté extrañada— pero si tus vives cerca de aquí e ir a pegarte el pique para allá...

— Lo que pasa es que iré a ver a mi hermano, que vive cerca de tu casa— sonrió

— ¿Enserio? No sabía que tenias hermano —sonreí.

— Es que nunca lo preguntaste —rio y luego tomó mi mano— es broma.

— Huuuum si...— justo en ese entonces era el término de clases.

 Salvada por la campana.

Tomé mis cosas para salir de ahí con rapidez, pero recordé que Marcos me haría compañía hoy. Caminamos por los pasillos de la Universidad en silencio, pero luego rompió el silencio.

— Hoy día en la mañana desperté tan aweonao que me lave los dientes con desodorante y no pasta de dientes.

— Oh — me reí fuerte — ¿usaí esa wea de desodorante pa' viejo?

— Es que mi mamá me compra esas weas.

Nos reímos y al fin salimos de la Universidad. No sé en qué minuto Marcos tenía su brazo sobre mis hombros, pero no me molestó, estaba tan ansiosa que no me importó. Creí haber escuchado mi nombre, pero  tal vez estoy tan nerviosa que estoy imaginando cosas, volteé y nada, luego miré hacia al frente y efectivamente era alguien. Me detuve para mirar a Marcos.

— Marcos, no me podre ir contigo.

— ¿Por qué? —  preguntó extrañado.

— Es que iré a otro lado  —  sonreí.

—  Bueno, nos vemos  —  beso mi mejilla y se fue.

Me di vuelta para dirigirme a la persona, pero había desparecido. Mis manos comenzaron a sudar, se supone que nos íbamos a juntar en dos horas más y no ahora. No estaba donde lo vi por primera vez ¿Fue mi imaginación?

— Hola  — susurró en mi oído.

— Mierda, me asustaste  — chille.

— Lo siento  — se rió a carcajadas.

 Escuche su risa por primera vez en persona, y definitivamente se escuchaba mejor en vivo. Su pelo ruliento, era un poco más alto que yo, de hombros un poco anchos y muy lindo. Me estaba derritiendo.