[Capitulo diez]

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Cuando desperté al día siguiente, escuché ruido en la cocina. Me senté extrañada, eran alrededor de las diez de la mañana, mi mamá no podía ser, porque ella se iba temprano a trabajar. Me dio un poco de miedo, debo confesar. Me puse las pantuflas que estaban más viejas que tu mamá, mentira. Pensándolo quizás podría ser mi hermana, a veces viene a verme cuando tiene libre o algo por el estilo, así que ella debe ser, aunque la golpearía, sabe que no debe interrumpir mi sueño y menos con un escándalo.

Cada vez que me acercaba mas a la cocina en mis narices invadía un olor delicioso, como a panqueques y dulce, es raro, porque mi hermana jamás me ha preparado algo, y tampoco hoy es mi cumpleaños, algo no calza. Al llegar a la puerta de la cocina me exalté, había alguien de espaldas, era una espalda ancha y varonil, definitivamente no era mi hermana.

—Edgar...—lo nombré apenas lo asimilé, me costó hacerlo, ya que recién había despertado y era una especie de muerto viviente. Cuando me oyó, el plato que estaba sobre sus manos resbaló y cayó sobre su pie.

— ¡Mierda! — gritó nervioso y exaltado.

—Perdóname— Me acerqué a él para ver si le había dolido o algo por el estilo— ¿Te asuste? No fue mi intención— Era claro que no era mi intención, no ando por la vida asustando a las personas.

—No, ósea sí— respondió torpemente, y luego rió, me sume a su risa. Ay, mi Edgar, tan tierno y lindo que salió. Cuando me di cuenta de la situación, mi sonrisa se borró, me acordé de que estaba enojada con el Edgar ayer. Así que mi cara se volvió en plan enojo.

— ¿Qué haces aquí? —Dije, el tono de mi voz cambió drásticamente. El Edgar frunció el seño al notar mi cambió extraño. Inmediatamente tomé distancia, recogí el plato del suelo, que por cierto no le sucedió nada, y luego asumí el papel de mujer enfadada.

—Es que vine porque quería disculparme contigo... ayer te me necesitabas y no estaba, soy un estúpido lo sé— Se notaba que estaba arrepentido, de hecho se veía miserable, tengo que dejar de ser tan mala con él algunas veces.

— ¿Cómo entraste? ¿Hace cuanto llegaste? —pregunte rápidamente, no quería hacerlo sentir tan mal, después de todo ya era suficiente a mi parecer.

—Nunca me fui—respondió, me estaba mirando directo a los ojos, se veía abatido. Fruncí el seño sin entender.

— ¿Cómo? —pregunté extrañada, poniendo cara de idiota cuando no entendía, como la cara del negro ese que sale en los memes.

—Dormí en tu patio—dijo divertido, no sabía si me estaba agarrando para el webeo o qué—No me quería ir así sin disculparme, y como anoche no me quisiste escuchar, me quedé, pero no quería molestar. Después tu mamá en la mañana me vio, y pensó que estaba loco. Me dejó sus llaves y creo que ahora le caigo mejor— Sonrío con lo último.

Me reí fuertemente, y luego me dio algo de ternura—Eres weón, ¿Cómo haces eso?

—Porque te amo, y no me gusta que estemos así, no me gusta que estés así, eres tan arrebatada que pienso que quizás algún día me dejes sin explicar el por qué—Hizo una mueca, de verdad se sentía mal. Me acerqué a él, olvidando por completo mi enojo, y le di un beso. Se me había olvidado de que no me había lavado los dientes. Me alejé, y el volvió a acercarse para capturar mis labios de nuevo, el sabor amargo de nuestras bocas desapareció.

—Yo también te amo—contesté entre besos. Luego mi estomago interrumpió con un gruñido digno de un ogro, pareciera como si hubiese un concierto de ogros, donde los ogros cantan, y el publico ogro grita para pedir más canciones—Creo que tengo hambre—reí en su boca.

—Yo también—susurró en mi oído— y mucha— bajó su mano hasta mi trasero y lo apretó, sabía lo que quería, andaba cachondo al parecer. Me levantó del piso y rodee mis piernas en sus caderas. Acercó sus labios en mi cuello, y depositó varios besos mojados sobre él. Esto me gustaba... pero.

—Edgar, no me he bañado, y tengo mucha hambre enserio—murmure entre agitada y un poco excitada. Simplemente me mata.

—Yo tampoco me he bañado, deberíamos bañarnos juntos y comernos en ese proceso, así ahorramos tiempo— Este weón le hace competencia a Nicky Jam con sus palabras, está listo pa' un reggeaton.

—Ya po' Edgar, enserio—Después de un último beso me dejo en el suelo, y se acomodó la polera, más rico este weón, sus papis lo hicieron con harto cariño.

Cuando terminamos de comer esos deliciosos panqueques que puta que estaban ricos, nos quedamos un rato conversando. Y ahora el Edgar se está bañando, me dijo que le molestaba estar tan cochino, así que deje que se bañara, mientras yo terminaba de limpiar la cocina y ordenar mi pieza.

—Oye, que estaba rica el agua—dijo saliendo del baño solo con una toalla, y gotas de agua que caían de su pelo y viajaban por su torso. Me mordí el labio inconscientemente, ahora podía apreciar su cuerpo bien, su abdomen estaba marcado pero no demasiado, eso lo hacía lucir tan sexy, me gustan los hombres así, que no son tan musculín, es como que fueran sexys pero de manera inocente. Un manjar.

—Eeeeh... me iré a bañar yo ahora—Me pare de la cama y agarre mi ropa. Porque no quería vestirme al frente de él, a pesar que ya vio toda mi anatomía igual me da algo de vergüenza.

Pero antes de que me dirigiera al baño me agarro del brazo, y entonces lo miré— ¿Qué onda? —dije sonriendo.

—Es que te quiero ahora—dijo serio. Guau, ahora si que me desmayo.

—Edgar, si no te conociera pensaría que solo me quieres para...—me interrumpió.

—No es eso, es solo que te extraño y la primera vez que lo hicimos me sentí especial, sé que suena algo maraco pero de verdad lo sentí.

Entonces lo agarre y le planté un beso profundo, me acercó a él y me mojé (con el agua de su cuerpo, obvio). Caímos en la cama, y él estaba sobre mí, me beso la mandíbula, para luego bajar a la altura de mi ombligo, subió la polera hasta arriba de mis pechos, y me comenzó a besar por debajo de ellos, en las costillas, mientras yo me retorcía, se sentía muy, muy bien. El camino de sus besos iba bajando hasta que llegó el elástico de los pantalones de pijama que llevaba puestos. Ahora sí que iba a morir.

Y entonces literalmente morí cuando hizo eso, me sentía un poco avergonzada al respecto, pero él dijo que me relajara. Mis manos estaban tirando de las sabanas mientras los gemidos salían descontrolados de mi boca, sin parar. Él sabía exactamente lo que hacía.

Cuando el Edgar encontró que era suficiente, para mí nunca lo fue. Subió hasta uno de mis pechos, y tomo con su boca uno de mis pezones. Vaya, es como un Christian Grey, pero sin azotes y pobre. Y entonces de un momento a otro estaba sobre mi desnudo como el pulento lo trajo al mundo. Se puso el gorrito y procedió a entrar en mí. Primero lento, y después con más velocidad, el alma se me iba a salir en ese momento. Tenía un perfecto movimiento de caderas, quien le enseño a bailar así dios mío, tengo que felicitar a su mamá.

No paraba de gemir de lo tanto que me gustaba, de vez en cuando me mordía el labio, no quería ser tan alarmante, quizás mis vecinos escuchen todo el show digno de una película triple equis.

Y entonces me fui, me fui antes que él porque había sido estimulada antes de la acción, y luego el termino de irse ante mis ojos y por merito de el mismo, dijo que no quería mancharme con sus cosas, eso.

Cuando estábamos acostados mirando el techo, yo apoyada en el pecho del Edgar, y tapados solo con una sabana. Estábamos agotados, porque después del comienzo seguimos intentando cosas, como dicen por ahí; no hay primera sin segunda.

  ✡ 

Sé que esta cortito, pero intenso , jaja.

Espero que les haya gustado, la verdad es que las he dejado botadas, así que quiero retomar.

Esto es solo el principio, juju.

Besos y abrazos.

SIGANME EN INSTA, LAS SIGO DE VUELTA @lacomunasha

Díganme que tal, bai<3

Más de ti {Edgar y tú} (Jaidefinichon - Goth)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora