Prólogo

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¿Quien diría que un omega de Tigre terminaría casado con un Alpha de conejo?

La peculiar pareja se encontraba saliendo del registro civil con sus papeles en mano y sus anillos en dedo. Por fin se habían casado. Y eso los llenaba de alegría a más no poder.

Casarse era un sueño un tanto lejano para aquel omega, realmente no se imaginaba casado a los 25 años, pero cuando conoció al carismático conejito en preparatoria y vio el como se esforzaba en cortejarlo terminó totalmente flechado, cuando por fin tuvieron el dinero suficiente, se mudaron juntos a un lindo departamento.

Era feliz, muy feliz. El plan de salir de casa siempre estuvo presente desde que empezó a salir con él Alpha. No les agrado la idea a sus padres, que su hijo un tigre saliera con un conejo no era para nada correcto. Él nunca entendió muy bien el porque, aquel conejito hacía que su corazón revoloteara y que su cola se agitara con felicidad. El menor lo hacia tan, pero tan feliz que se sentía danzar por los cielos sin siquiera poseer alas.

Cabe resaltar que sus diferencias eran notorias, hablamos de un gran carnívoro, y a diferencia de su esposo un herbívoro pequeño, tenían diferentes necesidades, y la brecha podia ser abismal, para los demás era algo extraño que la presa se casara con el depredador. Una forma muy concreta e interesante de describir su relación.

Fuera de eso habían aprendido a coexistir juntos, y sus problemas se reducían.

Tenían su orden y sus reglas en casa.

<<se nota que estas feliz>> viendo a su ahora esposo sonrió .

<<¿por qué lo dices tete?>> ladeando la cabeza.

<<tú pie, no lo has dejado de mover desde hace un rato>> rio un poco mostrando sus lindos dientes, su esposo tenía un tic en el pie derecho algo normal en los conejos, pero se le hacía muy lindo que incluso en su forma humana o híbrida lo siguiera teniendo.

<<tu también, tu cola se empezó a mover desde que salimos del edificio>> sonrió al ver la cola de su omega <<aún que si, por fin estoy casado con el amor de mi vida como no estaría feliz>> dándole un juguetón pellizco en la cadera.

<<¿m,mi cola?>> diablos a veces esa cosa peluda actuaba sola <<¿iremos a casa? O...>>

<<pensé que podríamos pasar a casa de mis padres, me pidieron que pasara después de las cuatro>> dando un vistazo a su reloj <<¿te gustaría ir? O ¿prefieres quedarte en casa? O podríamos ir a donde tu quieras cariño, tu mandas>> dándole un besito esquimal.

<<kooggi~, no hagas eso en público>> dándole un besito fugas y alejándolo un poco, no quería que su Alpha se sintiera mal, pero desde que empezaron a salir se había dado cuenta que sus muestras de afecto no eran muy bien vistas por terceros. <<con tus padres, mamá conejo es muy buena en la repostería y tenía una duda de como hacer algo, y también quiero saludar a papá conejo>> sus suegro habían aprendido a no tenerle miedo y lo trataban muy bien, tanto así que les tenía cariño.

Recordaba como habían tomado su relación, los Jeon se asustaron un poco al inicio cuando lo vieron entrar a su madriguera, pero después de una explicación y ver el como se amaban y mimaban entendieron y apoyaron su relación, algunas veces mamá conejo lo defendía de su madre cuando se escapaba para ir a dormir a su madriguera.

En cambio su padres no tomaron la noticia tan bien, aquel día se llevó muchos regaños por parte de ambos, sin contar los molestos y constantes comentarios ofensivos hacia su pareja, recordaba cómo corrían a su esposo cuando iba a visitarlo o cuando servían carne intencionalmente en las cenas.

ᵗʳᵉˢ ᵗⁱᵍʳⁱᵗᵒˢ ʸ ᵘⁿ ᶜᵒⁿᵉʲⁱᵗᵒ Donde viven las historias. Descúbrelo ahora