Otro escape fallido

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-Sabes no quiero involucrarme más en esto, se que es nuestro amigo pero lo mejor es que cumpla su condena, sabes...- Decía Sapnap revisando unos planos que mostraban la parte exterior e interior de la prisión.

-No sabes nada Sapnap- George seguía picando la obsidiana para poder entrar, debía sacarlo lo más rápido posible, recordaba la última visita a la prisión, había hablado con Dream y descubrió muchas cosas, entre ellas que tenía poco tiempo para sacarlo de ahí, al parecer estaba siendo torturado y no aguantaría mucho más tiempo. -Esta empezando a llover- Dijo mirando al cielo, decidieron ir de noche porque es más difícil que los atrapen, pero no pensó que podía empezar a llover.

-Es suficiente, seguiremos mañana- Sapnap lo tomo del hombro con una sombrilla en la mano, cubriéndolos de la lluvia, George resignado se fue de ahí.


----Una hora más tarde----

-Buenas noches-

-Buenas noches Sam, vengo de visita- dijo George dejando su paraguas en un costado, y preparado para realizar el protocolo para su visita, si no podía sacarlo al menos se aseguraría de que estuviera bien.

-Lo lamento mucho, no puedes visitarlo en este momento, George-

-No sabía que tenían horarios de visita- dijo acercándose al mostrador.

-No tenemos-

-¿Entonces?-

-Tiene una visita, tal vez debas volver mañana- Dijo muy serio, George se quedó ahí en el mostrador.

-Esperaré- Tomo asiento en la sala de espera para poder ver a Dream.

Sam solo hizo una cara de molestia, no podía impedirle ver a Dream, lo mejor sería llamar a Quackity de vuelta, estaba en ese momento en la celda de Dream, no quería que George sospechara de ellos así que simplemente lo llamó de vuelta por un micrófono.

-Terminó la hora de visita- dijo Sam, su voz se escucho por las bocinas del edificio, y George solo se quedó sentado mirándolo.

Después de un momento vio salir a Quackity, con un abrigo negro sobre su ropa, George no pudo evitar pensar que era extraño que entrara con su abrigo, no era normal que alguien entrara a verlo con demasiada ropa encima, mucho menos un saco.

En un momento vio como Sam y Quackity se dedicaron una pequeña mirada que pudo ser interpretada como solo una despedida, Quackity miró a George y se fue en silencio.

-Supongo que el saco es por el frio que hace- Dijo George refiriéndose al saco que llevaba Quackity durante su visita.

-Supones bien- Fue lo único que respondió, después realizaron el protocolo necesario para la visita, George pidió entrar con un su saco también y así fue.

La lava comenzó a caer y George no vio a Dream por ningún lado, pero no perdió la calma, el puente comenzó a avanzar y poco a poco divisó a Dream en una esquina, acurrucado como un pequeño niño abrazando sus piernas con los brazos y temblando, no dijo nada hasta que la barda entre él y Dream bajó, se acerco a él despacio y le hablo suave.

-¿Dream?- Dijo agachado frente a él, quitándose rápido el saco y poniéndoselo al rededor de la espalda para que dejara de temblar -...tus manos...- dijo mirando que sus brazos tenían marcas y restos de sangre.

-Dentro del saco había logrado meter un pequeño pañuelo y vendas, así que comenzó a curarlo, poco a poco, Dream solo se quedó ahí en silencio, poco a poco dejo de temblar y comenzó a respirar normalmente. Definitivamente no podía dejarlo ahí mucho más tiempo.

-¿Él de nuevo?- dijo George limpiando con cuidado los brazos de Dream, haciendo un pequeño masaje para aliviar el dolor.

-No se detendrá hasta obtener lo que quiere- susurro Dream con la cara perdida en el suelo, pensando en todo -Gracias, no sé cuanto tiempo más hubiera aguantado-

George sintió una punzada en el corazón, quería mucho a Dream, verlo así era muy difícil para él, volteó a verlo y sus miradas se cruzaron, podían ver el miedo en sus ojos, de repente Dream sonrió.

-¿Qué?- preguntó George curioso por el repentino cambio.

-¿Me darías un beso?- Dijo Dream mirándolo sonriente.

-No- Dijo serio, después rio un poco al ver el puchero triste de Dream con la respuesta, era muy tierno.

Mientras veía su cara notó manchitas de sangre que habían salpicado en sus cachetes, comenzó a limpiarlas lentamente, después limpió sus labios que también estaban manchados, la mano de Dream detuvo la suya, miro sus ojos verdes suplicantes y no puso más resistencias, se acercó lentamente, y los pocos centímetros que los separaban se fueron acortando, hasta que podían sentir la respiración del otro, de pronto, no hubo ni un centímetro de distancia, el corazón de ambos parecía estar a punto de salirse del pecho, poco a poco se alejaron respirando lento  y mirando al suelo, y hasta entonces Dream soltó la mano de George.

-Gracias- dijo Dream, sonrojado y sonriendo.

George necesitaba sacarlo de ahí lo más pronto posible, su corazón estaba con él, en prisión, siendo torturado todos los días, no perdería más tiempo.


El Dios del engaño (DNF)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora