A Tu Lado

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Este capítulo contiene lemon, mucho lemon. Por favor lean con responsabilidad.

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La fiesta, a parte de estar llena de sorpresas fue una excelente oportunidad para poder conocer nuevas facetas de sus amigos y conocidos. Las risas y las anécdotas de borrachos estuvieron a por montones.
Y una boda por la iglesia en Hizuru no era algo para nada tradicional, así que fue una novedad para todos, no es que ellos fueran grandes creyentes pero era lo que conocían así que lo aceptaron, siendo que lo que realmente les interesaba era la ceremonia en sí. Al fin habían dado el segundo paso y querían presumirlo después de todo, se había convertido en una experiencia maravillosa que ella disfruto al máximo.

La comida del pueblo era una delicia completamente diferente a lo que se acostumbraba en la legión, por lo tanto se emocionó probando todo lo que pudo, pero la verdad es que el di había sido largo y se sentía agotada.

—Estoy cansada, ¿Crees que sea descortés abandonar la fiesta? — cuestionó ella silenciosamente.

—Claro que no, además más de la mitad de los invitados están ebrios, no es como que se dieran cuenta de nosotros en este momento —dijo el riendo al ver a sus amigos.

—Despidámonos de Kiyomi al menos. —pidió Mikasa ubicandola a lo lejos en una mesa donde se encontraban todas las personas adultas apostando con juegos tradicionales.

—Vamos, busquemos a esa mujer avariciosa.

Esa noche había bailado y se dio cuenta de lo torpe que era en cosas tan banales pero le gustó hacerlo y lo seguiría haciendo, mucho más si era en los brazos de su esposo.

Al llegar donde Kiyomi, solo pudo reír por la actitud que mostraba la mujer cuando el dinero era lo que estaba en juego.

—Oh querida, ¿necesitas algo? —cuestionó la mujer atenta a su respuesta.

—Kiyomi-san, nosotros nos retiramos, solo quisimos parar un momento a  despedirnos.

—Que tengan una muy buena noche —río entrecerrando sus ojos —, ten linda, éste es mi regalo.

Le entregó un pequeño sobre, el cuál ella aceptó tras agradecer aquel gesto, realmente todos habían sido muy amables esa noche con ellos.

—Espero lo disfruten, va con una nota de instrucciones pero léanla en su casa.

—Muchas gracias Kiyomi-san.

Finalmente se retiraron con dirección hacia su hogar, ese día había sido hermoso pero por demás agotador, el estrés, los nervios y la poca costumbre de llevar tacones la tenían muerta de cansancio.

—Yo igual quiero mi regalo —dijo Levi mientras hundía la nariz en su cabello.

—¿Que regalo?

Levi la miró buscando su cordura antes de dedicarle una de esas sonrisas arrebatadoras que cada vez le salían más tentadoras que el día anterior.

—¿En serio? —preguntó él con una sonrisa abierta que logró cerrar sus ojos con picardia.

—¿Porqué te burlas... —paro ella en seco entendiendo al fin su broma.
—Ah, por un momento olvide con quien estaba hablando —resoplo y se trago su risa —, eres un pervertido.

—Por supuesto y a ti te encanta, no se porque finges que no.

—Y humilde.

Pero porque negarlo, una de las cosas que más le encantaban de su relación era la química que tenían en la cama. Y eso nunca cambió.

𝙿𝚘𝚛 𝚎𝚕 𝚛𝚎𝚜𝚝𝚘 𝚍𝚎 𝚗𝚞𝚎𝚜𝚝𝚛𝚊𝚜 𝚟𝚒𝚍𝚊𝚜 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora