Con mucha suerte logró conseguir las pruebas necesarias para demostrar la importancia de su misión. Casi fue descubierto y por un momento pensó que lo había arruinado y la misión se convertiría en un total fracaso pero supo salir de ese embrollo y solo quedaba entregarle las pruebas a Matsuda.
La mañana siguiente fue de vigía constante y planificación, si todo resultaba según los planes, debían atacar en un par de noches a lo mucho.
Tuvo tiempo de sobra para pensar en ella, su mujer era lo único que le quedaba y iría hasta el mismísimo infierno por ella. Le sorprendía que después de su vida de mierda hubiese podido amar como amaba, cuando la vio por primera vez sintió miedo de amar a una niña, él tenia una vida de la cuál disfruto y aquella joven era tan pequeña que sintió que le robo la oportunidad de ser feliz pero después se auto convenció que no habría nadie que la pudiera amar más que él, se convirtió en su razón de vivir y no había un día en que no agradeciera por su encuentro.
Ahora solo debía asegurar su felicidad y su protección.
Ese pensamiento lo mantuvo cuerdo y lleno de valor. Todo cambiaría y el sería quien tomaría las riendas de su destino.
4 Días después.
—Sr. Ackerman, esta todo listo.— informo Matsuda mientras observaba la determinación que oscurecía el rostro de aquel soldado.
—Gracias Matsuda, tú te quedarás afuera y resguardaras las vías de escape, nadie sale de aquí.
—¡Si Señor! —el joven hombre acató la orden.
Ni siquiera había necesitado ver a Levi Ackerman pelear para darse cuenta que él era superior, ese hombre tenia una presencia que no pasaba desapercibida por ninguno de los soldados presentes en esa misión, tanto así que fue nombrado líder sin ningún tipo de queja.
—No confíes en nadie, si te envió a alguien como testigo asegúrate de atarlo bien, no quiero ninguna baja en esta misión.
—Confíe en mi señor.
Ansiaba demostrarle a ese temible hombre que los soldados de Hizuru también éran excelentes en su trabajo.
—Esta bien Matsuda, te veré luego.
El joven mostró el saludo militar en forma de despedida.
En cuanto al resto del equipo simplemente dijo una par de palabras para todos antes de ingresar.
—Cada uno sabe muy bien cuál es el plan, cuidaré cada una de sus espaldas, los quiero a todos de vuelta.
Recibiendo un “¡Si!” general que dio paso al comienzo de la misión.
Les debía eso a aquellos jóvenes que serian la clave de su victoria y no planeaba dejarlos atrás.Las tres líneas de ataque estaban definidas, en la retaguardia quedarían cinco francotiradores que despejarían el camino, por los costados con camuflaje irían cuatro soldados que serian las reservas en caso de caídas y el equipo que atacaría a quema ropa contaba con seis soldados incluyéndolo.
Por fin estaba todo listo.
Una de las primeras sorpresas que se llevaron fue encontrar a pequeños niños con armas y bombas que ni siquiera sabían usar, causando la muerte de muchos de ellos, esos desgraciados no tenían moral y el estaba completamente cabreado. Con toda la velocidad que aguantaron sus piernas se dirigió a cada niño que alcanzo y los noqueo, no podían darse el lujo de confiar en esos niños y mucho menos verlos morir.
Al avanzar en esas instalaciones fueron encontrando verdaderas atrocidades y es que ver a mujeres golpeadas, desnutridas y viviendo en su propia mierda no era agradable en lo mas mínimo, se preguntó el porqué una secta que se suponía eran guiados por la voluntad de Dios, causaba ese tipo de daño. Ahora mas que nunca les quería dar muerte.
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𝙿𝚘𝚛 𝚎𝚕 𝚛𝚎𝚜𝚝𝚘 𝚍𝚎 𝚗𝚞𝚎𝚜𝚝𝚛𝚊𝚜 𝚟𝚒𝚍𝚊𝚜
Fanfiction𝚂𝚎𝚌𝚞𝚎𝚕𝚊 𝚍𝚎 𝚏𝚒𝚌 "𝙽𝚞𝚎𝚜𝚝𝚛𝚘 𝙿𝚎𝚚𝚞𝚎ñ𝚘 𝙸𝚗𝚏𝚒𝚎𝚛𝚗𝚘' 𝙵𝚒𝚗𝚊𝚕𝚒𝚣𝚊𝚍𝚘. 𝙳𝚎𝚜𝚙𝚞é𝚜 𝚍𝚎 𝚜𝚞𝚙𝚎𝚛𝚊𝚛 𝚝𝚘𝚍𝚊𝚜 𝚕𝚊𝚜 𝚙𝚛𝚞𝚎𝚋𝚊𝚜 𝚚𝚞𝚎 𝚕𝚎𝚜 𝚙𝚞𝚜𝚘 𝚎𝚕 𝚍𝚎𝚜𝚝𝚒𝚗𝚘, 𝚕𝚕𝚎𝚐ó 𝚕𝚊 𝚑𝚘𝚛𝚊 𝚍𝚎 𝚙𝚎𝚛𝚍𝚘...