Capítulo 3

18 5 9
                                    

Miro por última vez el tren revisando que no nos dejemos nada y cojo las maletas para salir.

― ¿Sabes la dirección?― Pregunta bostezando y le respondo negando mientras me rio de las ridículas gafas de girasoles que lleva.

―Y yo pensando que ibas a estudiar arquitectura y lo que te gusta es la botánica― me atrevo a comentar con ironía.

―Mírala que graciosa. Una remodelación en cuanto a arquitectura le hace falta a esta zona ―comenta.

Y razón no le falta, ya que cuando dijimos que queríamos irnos lejos y a un sitio apartado cumplimos. Decidimos venir a Ely, una ciudad no muy grande a las afueras de Minnesota rodeada de campo.

Mientras caminamos buscando la residencia es imposible no notar como la gente nos observa, parece que no están acostumbrados a recibir gente de fuera y menos gente que les deslumbre con su belleza, eso o que las gafas de Noah llaman realmente la atención.

Y por mucho que llamen la atención no puedo negar que le quedan bien, es una chica alta, rubia, de ojos azules y morena mientras que yo soy bajita, ojos marrones, pelo negro y piel muy clara.

◊◊◊◊◊◊◊◊◊◊◊◊◊◊◊◊◊◊◊◊◊◊◊◊◊◊

Después de media hora y unas cuantas quejas por parte de Noah llegamos a la pequeña residencia a la que también le harían falta unas reformas. Conseguimos nuestras llaves y subimos por las escaleras arrastrando las maletas.

―No me dijiste que ni siquiera había ascensor, me habría quedado en casa ― increíble, consigue decir esa frase a la vez que gruñe y sube las maletas.

―Eso ya no era nuestra casa, no con ellos― Respondo yo de mala gana.

Porque sí, vivimos juntas desde pequeñas y aunque no somos hermanas de sangre nos consideramos como tal.

Los padres de Noah fueron asesinados cuando éramos pequeñas, Scott y Olivia Smith, un matrimonio que según los medios fue torturado y asesinado para obtener las claves de todas las cajas fuertes del gran banco que dirigían.

¿La verdad?

Sí, realmente fueron asesinados y torturados para conseguir las claves de las cajas fuertes pero lo que no sabe la gente es que se dividían en dos grupos, para guardar dinero y para guardar grandes cantidades de droga. Banqueros y traficantes.

Noah que se encontraba en un despacho de la planta superior lo escuchó todo, pero por su corta edad ―tenía 4 años― no supo cómo reaccionar así que cuando llegó la policía horas después ella había bajado y se encontraba abrazando a sus padres cubierta de sangre.

Mis padres decidieron adoptarla en honor a la amistad que tenían con sus padres, además, no tenía mucha familia y la que tenía no quiso hacerse cargo de ella.

Estuvo en terapia y con psicólogos y pesadillas mucho tiempo, los que ―según mi yo de hace 14 años― eran gigantes malos con bata blanca decían que tenía un trauma y una fuerte depresión, según yo solo necesitaba muchos abrazos y nutella.

Claro, lo que yo no sabía es que tiempo después yo misma la volvería a arrastrar a tener más traumas. Pero esta vez ella no fue la única que los tuvo.

◊◊◊◊◊◊◊◊◊◊◊◊◊◊◊◊◊◊◊◊◊◊◊◊

―Jade! Jade! ―Creo que mi madre me está llamando, repite mi nombre con angustia como si necesitara con urgencia que le responda.

No quiero levantarme, es pronto, no escucho a los pájaros que siempre me despiertan por las mañanas.

Cada vez se va una, y cada vez me cuesta más dormir pensando que la siguiente seré yo.

El llanto me ahoga y desespera cada noche, cada vez que tengo la mente libre para pensar en todo lo que está pasando.

―Jade! Despierta!

Finamente desisto y abro los ojos lentamente, no veo nada y eso aunque antes me encantaba ahora me asusta.

¿Me han engañado, me van a llevar a mí también?

―Jade cariño― esta vez es un susurro, es mi madre, está preocupada.

―Qué? ― murmuro, y aunque lo hago adormilada tengo miedo, su cara lo dice todo, sé lo que ha pasado.

―Se la han llevado, solo quedas tú.

Me dijo que no me dejaría sola

Lo ha hecho

Y sé que la siguiente soy yo

El juegoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora