capítulo uno

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La voz en su cabeza no le dejaría descansar, pues esta daba gritos de dolor y llantos de pena que se ocultaban bajo la poca tranquilidad que podía dejarle ver a quienes ahora lo rodeaban. Pero una vez más se preguntaba; ¿Qué debería hacer después de una noticia como esa?, ¿Cómo debía reaccionar ante las palabras pérdida completa de visión?.

Realmente la intrigaba, puesto que Shōko, quien en los tres años que llevaba trabajando en el hospital y había sido en varias ocasiones la encargada de anunciar malas noticias, jamás había esperado, o visto si quiera, una reacción como la de él.

Un tono cargado de despreocupación acompañaba la voz de Satoru tras responder a las preguntas de la joven, como si realmente no le afectase en nada su nueva y repentina condición. Los ojos agotados de la castaña se mantuvieron absortos en la escasa información redactada en el informe médico del albino, haciéndose cuestionar si realmente decía la verdad.

—Debes tener a alguien... un familiar, al menos un amigo.

Y una vez más, se le fue dada la misma respuesta negativa, de la cual seguía pensando que se trataba de una broma.

—Nop, no hay nadie—Respondió con simpleza.—Desde hace mucho tiempo ha sido así, tampoco es que tenga algún amigo en específico al cual acudir, así que dejémoslo en que estoy solo...

Nadie pensaría que alguien como él fuese tan solitario.

Un pesado suspiró se expulsó de los delgados y rosados labios de Shōko, dándose por vencida con aquella pregunta y cerrando por completo el informe medio vacío.

Su mirada volvió a la silueta del chico sentado a la orilla de la cama, aún con incontables vendajes cubriendo su rostro pero una pequeña sonrisa asomándose en lo poco visible de este. Rápidamente, el ambiente se vió invadido por un sepulcral silencio, logrando que un cosquilleo se instalara en la piel del paciente.

Ya no había manera de que disfrutara de algún silencio si es que todo lo que vería se trataría de obscuridad. Por lo qué, al notar que la mujer que lo atendía no se trataba de una persona muy habladora, se había dispuesto a ser él quien compensara esa parte.

Las yemas de sus dedos delinearon con delicadeza el tacto de la porosa tela que cubría su rostro, suponía que dentro de unos minutos llegaría Shōko a cambiar las vendas luego de chequear sus, aún, recientes heridas

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Las yemas de sus dedos delinearon con delicadeza el tacto de la porosa tela que cubría su rostro, suponía que dentro de unos minutos llegaría Shōko a cambiar las vendas luego de chequear sus, aún, recientes heridas...

Sus labios se apretaron con fuerza, logrando que estos se enchuecaran, un pesado suspiro se expulsó de su boca un momento después, liberándolo momentáneamente de la amarga sensación que le dejaba la resignación por aceptar el destino que le tocó, aún sabiendo que no podría hacer nada para cambiar lo sucedido.

El tiempo y él se habían convertido en desconocidos, ahora que su vida era simplemente oscuridad y vacío, parecía que este no le era de mucha utilidad. Realmente apenas podía sentirlo pasar, era como si este simplemente se hubiera detenido.

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