❝ Soy un tonto por ti. ❞
Hwang Hyunjin era el típico chico malo, popular y arrogante. Sin embargo, todo lo que conformaba ser él, se fue rodando por el borde del abismo al ver por primera vez al chico nuevo, el recién transferido de
Daegu y que ahor...
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Por fin las últimas clases culminaron. Seungmin guardó cada cosa en su mochila con mucha calma, para luego esperar a Felix en el marco de la puerta del salón. Tenía en cuenta lo que le dijo antes de que el profesor ingresara.
— Vamos— dijo brevemente el rubio mientras tenía entre sus manos una barra de cereal.
Kim asintió y con naturalidad enlazó su brazo con el de Felix, dirigiéndose a la salida de la universidad.
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— ¿Puedes dejar de moverte? Tu ansiedad me desespera también— se quejó Minho mientras veía al pelirosa caminar en círculos. Rodó los ojos, sentía que su amigo se comportaba de manera rara.
— Es que no puedo evitarlo— chasqueó la lengua— Seungmin dijo que vendría con él.
— ¿Él?— Lee frunció el ceño algo confundido, no pasaron muchos segundos para que lograra comprender.— ¡Oh! ¡Entendí, entendí!— gritaba emocionado— Hablas de Felix, ¿Verdad?
Hyunjin se detuvo abruptamente para tapar la boca de su escandaloso amigo— No sé, Ho. ¿No quieres decirlo más fuerte otra vez?— le regañó con cierto enojo y sarcasmo.
— ¿Dijeron mi nombre?— una sutil voz hizo acto de presencia.
"Trágame tierra" — sollozó Hwang mentalmente.
Sus mejillas se colorearon levemente de un tono carmesí y dio un suspiro. Lentamente quitó su mano del rostro del castaño y dio media vuelta para ver al chico causante de todas aquellas emociones y sentimientos desconocidos para él.
— ¡Hola!— intervino Seungmin con una media sonrisa. Tratando de alivianar el ambiente— ¿Cómo están?
Minho miró por unos instantes más a su mejor amigo, y es que ahora que lo presenciaba todo, sentía que Hyunjin era totalmente irreconocible al usual bad boy que solía ser en todas las facultades de la universidad.
"El amor sí que cambia a las personas" — pensó mientras agrandaba sus ojos, claro acto de desconcierto, como si hubiera descubierto algo nuevo y extraño.
— ¡Yo muy bien, gracias!— respondió minho al final de cuenta, muy animado y con una amplia sonrisa.
— Yo, uh, bueno... yo también estoy bien. ¿Y ustedes?— su mirada titubeó un poco, con cierta pena de hacer contacto visual con Felix.
