LOVE POTION | Ron Weasley

❬ 002. El Cáliz ❭

Afuera llovía y mientras Amy y los gemelos Weasley jugaban, Martina se encontraba leyendo un libro, de sus favoritos claro, llamado Mujercitas lo había leído unas tres veces.

—Oye Am, vamos adentro, que es hora de poner nuestros nombres en el Cáliz— gritó George.

—Georgie, puedo oirte, no tienes porque gritar.— le respondió esta.

—Ay Georgie, Ay Am— se burlaba Fred.

—Callate idiota, porque tengo una varita y no tengo miedo de usarla— amenazó y los gemelos salieron corriendo hacía adentro, con una chica enojada detrás. Martina los siguió.

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Ron y Harry hablaban de lo genial que sería participar del torneo, aunque el pelinegro no se veía entusiasmado como su amigo.

—Ven, observa el show— decía Amy a su mejor amiga entrando a la sala.

—¿Qué harán estos dos ahora? Y dime que tú no participas.

—No, esta vez no.

Los pelirrojos entraron luego de Cedric Diggory con una porción en manos.

La chica Black sabía de qué poción se trataba, les había advertido a los dos chicos que no funcionaría pero ellos ignoraron completamente a la castaña.

—No les va a funcionar— comenzó Hermione.

—¿A no?

—¿Y por qué no, Granger?— preguntó uno de ellos.

—Esa línea que está ahí— señaló—Es la línea de la edad y Dumbledore la dibujo.

—¿Y?

—¿¡Y!? A un genio como Dumbledore no lo pueden superar unos patéticos tontos con esa poción.

—Por eso funcionará.

—Es patéticamente efectiva.— luego se pararon.

—¿Listo Fred?

—Listo George.

—Hasta el fondo— y tomaron la poción, para luego saltar y pasar por la línea.

—Te lo dije Black, esto iba a funcionar— George le guiñó a Amy, esta rodó los ojos.

Luego de poner su nombre, el Cáliz hizo algo que tiro a los gemelos fuera.

—Se los dije, no funcionaría— habló la castaña con superioridad y los chicos comenzaron a pelear armando un alborotó en el lugar.

Martina seguía contemplando el Cáliz, no estaba interesada en el torneo pero había alguien si parecía, Ron Weasley.

—Explendido ¿No?— comento la rubia.

Ron volteó asustado, conocía aquella voz y le estaba hablando, era muy loco como su corazón comenzó a latir más rápido y sus nervios aumentaban.

—C-cierto. 

Luego todos voltearon, Victor Krum estaba en la sala listo para poner su nombre en el Cáliz.