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Martina Lovegood, una chica de Ravenclaw se encontraba defendiendo a su hermana de aquellas chicas que la molestaban a diario, la estaban insultando por usar unos zapatos diferentes. Odiaba que la molestaran, ella era un sol de persona y jamás le haría daño a una mosca. Era simplemente odioso, y aunque mas de una vez le había dicho a la menor que tratara de defenderse esta siempre le decía que provocaría más líos y así la pelea no terminaría.

—Ya te he dicho, la paz es algo difícil de conseguir, pero si te esfuerzas tendrás un lindo resultado— repetía la rubia platinada.

Aunque la mayor insistía decidió dejar las cosas así, Luna era muy importante para ella, por ende debía respetarla y quererla como una buena hermana, aunque eso implicara tener que aguantar ver como la maltratan. 

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—Ahora que ya están sentados, quiero decirles que Hogwarts este año fue elegido para llevar a cabo un evento importante ¡El torneo de los tres magos!— todos comenzaron a murmurar. —Para aquellos que no sepan se juntan tres escuelas y se llevan a cabo una serie de pruebas mágicas y de cada escuela se selecciona a un estudiante para competir. Y que quedé claro, si son elegidos estarán solos. Créanme cuando les digo que este torneo no es para los asustadizos.

—Se ve interesante ¿no?— comentó Amy Black desde su mesa a su mejor amiga.

—Ciertamente si, se oye algo que tu y yo juntas haríamos lastima que no se puede de a dos.— respondió Martina.

—Yo me anotaría.

—Pero por ahora démosle la bienvenida a las señoritas de Beauxbatons y su directora Maddame Maxine — prosiguió Dumbledore, para que luego entraran las chicas con una dulce y delicada danza—. Y ahora a nuestros amigos del norte, recibamos a los orgullos chicos de Durmstrang.— los aplausos seguían y estos entraron haciendo un gran show también.

Luego de la comida, pusieron algo en el centro del lugar. Todos lo veían con interés y curiosidad. 

—El estudiante que gane el torneo de los tres magos le espera la gloria eterna, pero para lograrlo deberá superar tres pruebas, muy peligrosas, por esta razón el ministerio despidió aplicar una nueva regla...— luego Martina no prestó mucha atención pues estaba en las nubes. 

—Este es el Cáliz del Fuego, el cuál escogerá a los competidores, pero recuerden una vez dentro, no pueden salir. 

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—Bueno estuve pensando ¿Qué tal si se lo digo mañana en el comedor?— preguntaba el pelirrojo a su amigo.

—¿Qué?

—Agh, nunca me prestas atención ¿En qué pensabas?

—En nadie...digo en nada— respondió nervioso este.

—Claro, como digas— rodó los ojos.

Ron se había dado cuenta de su enamoramiento hacía la ravenclaw el año anterior, todo gracias a Hermione quién le ayudó a abrir los ojos. Desde ese entonces Ron no para de pensar en como decirle lo que siente, ya que no eran muy cercanos, apenas compartían algunas clases, ya que la mayoría eran con Slytherin.

LOVE POTION | Ron Weasley Donde viven las historias. Descúbrelo ahora