11. Hogar y amor

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Me desperté cuando una enorme cantidad de luz cegadora golpeó mi cara. Me tapé con las sábanas en un intento de seguir durmiendo, pero fue inútil.

-Son las nueve, levántate- susurró Alexandr en mi oído, de forma bastante cariñosa.

-No quiero- me negué.

-Entonces le dirás a Naty que no quieres ir con ella a ver el pueblo, afronta las consecuencias de tus actos- rió él.

-Mierda- murmuré. Cancelar un plan con Naty era el equivalente a tener que aguantarla montando un drama durante dos días y sinceramente no me apetecía mucho.

Al final me levanté a regañadientes. Mi primera parada fue el baño que tenía en la habitación. Noté la mirada atenta de Alexandr seguirme.

-Oye, ya sé que estoy buenísima, pero al menos disimula un poco- pedí riendo, él se limitó a sonreír y frotarse la cara con las manos. Me metí en la ducha y abrí el grifo del agua. Un par de minutos después escuché pasos hacia donde estaba yo.

-¿Quieres que te espere o bajo directamente a desayunar?- me preguntó Alexandr. Estaba apoyado en el marco de la puerta del baño, ya vestido y mirándome.

-Como quieras, me da igual. Si bajamos juntos tu hermana sabrá que nos hemos acostado y me presionará para que le explique un par de cosas, pero si bajas tú primero me insistirá en que le dé otra oportunidad a lo nuestro. Cualquiera de las dos opciones va a acabar con Naty dándome la charla de madre- le expliqué.

-Te espero, entonces. Además, así puedo mirarte durante más rato.

-¿Sabes? No sé si te prefería cuando pasabas de mí o ahora siendo extremadamente empalagoso.

-Eso no es ser empalagoso, no exageres.

-Para mí, lo es- insistí, mientras salía de la ducha. Envolví mi cuerpo en una toalla y me dirigí a la estantería donde guardaba mis productos para el pelo. Me coloqué los tropecientos geles y espumas y empecé a secarme el cabello con el secador. Una vez mis rizos estaban bien secos, me maquillé, salí del baño y caminé hacia el armario. Me vestí rápidamente y miré a Alexandr, indicándole que estaba lista.

-Solo te había visto una vez con el pelo rizado- comentó él.

-Y dejaste claro que te encantaba, lo recuerdo.

Ambos salimos de la habitación y bajamos juntos a la cocina, donde Naty y Alessandro intentaban darle el biberón a Ariel.

-Amor de mi vida, por favor, bébetelo- le pedía Naty a la bebé.

-Es inútil, no quiere y no podemos obligarla- Alessandro se rindió.

-¿Qué pasa? ¿No quiere comer?- preguntó Alexandr, acercándose a ellos.

-Llevamos media hora intentando que dé un solo sorbo, pero se rehúsa a meterse el biberón en la boca- explicó el italiano.

-Normalmente se porta muy bien y no cuesta darle el biberón, pero hoy no sé qué le pasa, y entre que ella no quiere y que yo estoy cansada, es imposible- Naty estaba visiblemente frustrada -Espera, ¿vosotros dos habéis bajado juntos?- en ese momento su cara cambió a una curiosa.

-Ya te lo explicaré, ¿quieres ir a darte un baño y relajarte? Alexandr y yo podemos intentar darle el biberón- propuse.

-Me haríais un favor, la verdad- agradeció ella, tendiéndome a la bebé y subiendo las escaleras.

-Vamos a ver, pequeña, que dice tu madre que no quieres comer- le dije a Ariel, que me miraba sonriendo y movía los bracitos como si quisiera jugar. Me senté y la puse sobre mis piernas, pero no se estaba quieta -A ti lo que te pasa es que tienes muchas ganas de jugar, ¿verdad que sí?

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⏰ Última actualización: Sep 12 ⏰

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La hora de la venganza [VAUM 2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora