La cita había pasado del acogedor ambiente de la cafetería en la que habían quedado, a un ambiente más movido, más concretamente en una sala de recreativos que había abierto hace un par de días en uno de los tantos centros comerciales de la ciudad.
Minho había elegido aquél lugar para que Jisung se lo pasase bien y pudiese abrirse a él sin ningún problema mediante las diversas máquinas de juegos que disponía el local.
Y así fue. Cuando Jisung pasó a la sala de recreativos y vio las máquinas de juegos, otras tantas que eran ganchos para poder conseguir peluches, las luces de neón que creaban un ambiente futurista junto con una hilera de máquinas expendedoras que no paraban de brillar y de producir diferentes sonidos atrayentes... Sus ojos se iluminaron por completo y se abrieron como platos.
-¡Esto es increíble!- Comenzó a dar saltos por la emoción contenida en su cuerpo y se dirigió de la misma forma a la máquina recreativa más cercana. Era una de las tantas máquinas con gancho y un montón de peluches dentro.- ¡Mira ese pingüino! Es adorable... ¡Lo quiero!
-Esas máquinas son pura suerte. No vale lo hábil que seas.- Minho se acercó a Jisung quien había apoyado ambas manos en el cristal y observaba al pingüino como si fuese su mayor tesoro.
-Pero es tan lindo... Mira, es como tú. Eres tú en pingüino.- Lo señaló con el dedo mientras daba pequeños golpecitos en el cristal. El pingüino en cuestión tenía un rostro serio, pero dos circulitos rositas adornaban ambas mejillas que le hacían parecer adorable.
-No tiene nada que se parezca a mi.
-Sus... ¿Ojos?- Minho se rió, haciendo que Jisung hiciese un puchero.- Minho por dios, qué tengo que hacer para que me consigas ese pingüino.
-No te prometo nada. Como te digo, es cuestión de suerte.
Minho se arremangó, añadiendo seriedad a aquello mientras se posicionaba delante de los mandos de la máquina. Rebuscó en sus bolsillos y encontró un par de monedas. Las introdujo y al momento comenzó a brillar y a sonar de forma ruidosa. Tomó el joystick entre sus dedos, dirigiendo el gancho de la máquina sobre el pingüino que tanto deseaba Jisung, haciendo que este se alegrase al ver su tan deseado peluche.
-¡Un poco a la derecha! Te falta poquísimo...- Observó como Minho sacaba la lengua concentrándose al máximo y pulsaba el botón rojo en el que ponía "Start". El gancho comenzó a bajar tambaleándose por el movimiento, rozando peligrosamente el peluche y haciendo que este cayese hacia el lado contrario. En ese momento el pingüino había quedado fuera del alcance del gancho y en su camino se interpuso un Pikachu, el cual fue atrapado por la máquina y lo dejó caer en el hueco para que el ganador recogiese su premio.
Minho lo recogió y alternó su mirada entre el peluche que acaba de conseguir y el pingüino que había pedido Jisung, sintiéndose un poco mal al no poder haberlo atrapado. Sus skills estaban siendo pésimas en ese momento tan crucial. Iba a decir algo, pero Jisung se adelantó primero saltando a su lado.
ESTÁS LEYENDO
Más encantado que la cenicienta - Minsung - Stray Kids [PAUSADA]
RandomA Minho no le gustan los chicos pero en cuanto Jisung aparece delante de él, cree ver en sus ojos oscuros pequeñas estrellas que hacen que no pueda apartar la mirada de él. Pero a él no le gustan los chicos.