Capítulo 14 (FINAL)

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Así es como se debía sentir el Ragnarök. El vacío y la Nada. La más profunda Oscuridad nacida de las cenizas y la muerte de los Nueve Mundos.

Eso es lo que habían conseguido con la muerte de Sutur y la destrucción de la Llama Eterna. Su cuerpo flotaba en un agua caliente y turbia que la mantenía en la negrura. Lo último que recordaba era haber lanzado la daga de agua contra Surtur. Y después, la Oscuridad.

Así que es así como se renace del Ragnarök y se inicia un nuevo ciclo de los Mundos, pensó Hallbera. Sentía dolor en los párpados quemados por la proximidad con Surtur y también su cuerpo se notaba entumecido por la lucha. ¿Se sentía dolor en la Oscuridad? Hallbera no lo sabía. Si Loki estuviera ahí tendría respuestas. Loki siempre tenía respuestas para todo. Por algo lo llamaban Lengua de Plata.

Loki.

Puede que en el nuevo ciclo jamás llegara a cruzarse con él. Puede que, en el nuevo nacimiento de los Nueve Mundos, ella no estuviera destinada a verlo jamás. No importaba. Bueno, en realidad sí, porque odiaba pensar que nunca más volvería a contemplar aquel rostro de infinita elegancia, con sus ojos maliciosos y la fina boca curvada en su característica sonrisa. Echaría de menos su voz, profunda y sabia a veces, sarcástica e hiriente otras, dulce y voluptuosa en la intimidad que Loki solo se reservaba para ella. De todas formas, cuando su alma fuera renacida todos esos recuerdos de Loki se desvanecerían como ceniza arrastrada por el viento. No habría más Loki.

Disfruta de él ahora que sigues en la Oscuridad, porque en la nueva era Hallbera no será de Loki.

La valkiria quiso gritar que ella siempre sería de Loki, ya fuera este el rey de Asgard o solo el Dios de la Mentiras. Abrió la boca y una bocanada de agua caliente y sucia se le coló dentro.

En ese instante alguien la agarró de la mano y tiró de ella hacia arriba. Arriba y arriba iba su cuerpo, dejando atrás la Oscuridad de Yggdrasil. Hasta que el agua caliente se abrió sobre su cabeza y una luz cegadora la obligó a cerrar los ojos.

—Allá voy, Padre de Todos. Allá voy hacia un nuevo Mundo. Que las Nornas tejan mi destino...— murmuró Hallbera, sintiendo la luz sobre sus párpados quemados por el fuego de Surtur.

—¿Las Nornas? —le respondió una voz que ella conocía mejor que ninguna otra en los Nueve Mundos—. Dime que no les estás rezando a esas tres viejas chismosas, Andrea.

Unos dedos gentiles le acariciaron los párpados heridos y el dolor desapareció al instante.

—Abre los ojos, valkiria.

Hallbera obedeció y contempló una vez más el rostro risueño de Loki. No parecía el mismo Loki que se había sentado en el trono de Asgard. Su piel estaba cubierta de manchas de hollín y su larga cabellera negra, que tan vanidosamente se trenzaba para recibir a los invitados de Asgard, había desaparecido. En su lugar solo había una corta mata de pelo, negro como la misma Oscuridad. A Hallbera le recordó al mismo Loki con el que había hablado por primera vez en los bosques de Asgard, cuando aún era príncipe y no rey.

—¿Eres Loki?

—¿Esperabas a otro, quizá?

—Sí, está claro eres Loki —sonrió Hallbera.

—Y está claro que tú eres la valkiria más imprudente, más demente y más temeraria que he conocido nunca en toda mi existencia.

Hallbera se echó a reír y lo besó, aún flotando en las aguas del Támesis. Loki la atrapó entre sus brazos y le devolvió el beso entre risas cómplices. Estaban vivos y Surtur muerto. Rodeados de destrucción y edificios en llamas en mitad de un Londres sumido en el caos, sí, pero vivos.

—¿Ha terminado todo? —le susurró a la boca de Loki. El Dios de la Malicia esbozó aquella sonrisa tan única que solo él podía dibujar.

—Bueno, si te refieres al Ragnarök... Sí, ha terminado. Pero me temo que tú y yo vamos a tener que rendir cuentas a esta panda de chalados de los...

—De los Vengadores, hermano.

Hallbera y Loki miraron hacia la orilla del Támesis. Ahí aguardaban Thor, que era quien había hablado, Steve Rogers, Iron Man, Bruce Banner regresando de su forma de Hulk, Natasha Romanoff y Ojo de Halcón, apuntándolos con todos con sus respectivas armas. No parecían nada contentos, desde luego.

—Dime, querida ¿has estado alguna vez en un consejo de guerra?— comentó Loki sin dejar de sonreír, ignorando a los Vengadores que los miraban desde la orilla y clavando sus pupilas verdes en las de Hallbera. Ella le devolvió la sonrisa.

—Me temo que no. Pero seguro que a tu lado será divertido.

Escucharon a Iron Man chasquear la lengua cuando volvieron a besarse, ajenos a todo.

—Bueno, par de tortolitos, dejad algo para la habitación de hotel y no me obliguéis a meterme en el agua para sacaros de ahí —les gritó Tony Stark—. Os espera una buena reprimenda. Habéis sido unos chicos muy, muy malos.

FIN

Loki en Asgard: RagnarökDonde viven las historias. Descúbrelo ahora