El sentido de la vida se pierde cuando buscas su sentido.
Suena contradictorio,
se escucha risible.
Puedes no creerme, después de todo es mi propia conclusión.
No soy una pionera,
imagino que mentes más brillantes que la mía, mentes únicas e inigualables, llegaron a esta conclusión antes, incluso siglos atrás.
¿Buscas un por qué a todo?
¿Piensas demasiado en el pasado?
¿Te arrepientes de desiciones?
¡Deja de darle tantas vueltas a todo!
Me repito a mi misma día tras día,
mi mente suele ser torpe y necia,
tiene el hábito de adormecerse.
Deja de buscarle sentido a todo,
pierdes la cabeza al hacerlo.
No tiene sentido nada y eso es lo mejor,
por eso existen cosas tan maravillosas en este mundo.
Si buscas el sentido a tu vida
simplemente harás que se te vaya de enfrente,
te vuelves ciego a ti mismo al hacerlo y a pesar de que aquello que buscas este frente a ti, te será imposible verlo.
Te diré cómo llegué a tal pensamiento,
al pensar tanto temes hacer cosas,
empiezas a tomar desiciones por las que podrías arrepentirte al tener miedo de que no funcionará.
Y es que cariño, uno de los peores pesares es el dolor del arrepentimiento.
¡No te quedes con ganas de nada!
Tienes un mundo por delante de ti ofreciéndote todo lo que quieras de él.
Extiende tu mano y agárralo.
Si resulta cómo esperabas, sonríe, porque al menos no te quedaste con las ganas de intentarlo.
Sigue adelante, levanta la cabeza, endereza tus hombros, mira enfrente orgulloso de ti mismo.
Créeme que es más fácil que seguir mirando atrás e incluso al gris y frío asfalto por el que caminas.
Te tropezarás incluso, porque no estarás mirando a lo que te espera y en vez de admirar aquello, te disgustará porque te hizo tropezar.
Y dime...¿intentarás ser feliz conmigo?
Porque yo estoy lista.
