VEINTIDOS

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Valentina se repetía una y mil veces que esto no era lo correcto, que todo terminaría mal, que diera media vuelta y regresara en su auto directo hasta su casa, con su hijo. Que se olvidara de Juliana, de Diego y de todo lo que simplemente le estaba destruyendo su vida poco a poco.

Por primera vez en su vida, no sabía qué hacer. Siempre, desde que había tenido a Lucas había sido una persona determinante, segura, decidida, no de gratis había llegado tan lejos en su carrera y en su vida en general. Pero Juliana había llegado para darle un vuelco en todo sentido, hasta ese día, en ese momento, acepto que había bajado la guardia con ella, que nunca debió entregarse de esa manera a una mujer que al final, le fallo como todos los demás. Ni siquiera su prima Lina que la consideraba como una hermana, había sido honesta con ella.

Cerró sus ojos con fuerza, sus manos aun seguían en el volante y dejando atrás todo eso que le impedía bajar del auto, tomó valor para terminar con eso definitivamente. No estaba dispuesta a seguir el juego de Diego y mucho menos el de Juliana, tenía la certeza de que debía hacerse respetar.

Había sacrificado su domingo con Lucas solo por ir hasta la casa de los Valdés, debía ser sincera al aceptar que la descarada llamada de Diego para invitarla a una cena familiar después de tanto tiempo la tomó por sorpresa.

Quería saber en que terminaría todo esto y si de casualidad, hoy las cosas no terminaban, ella misma les pondría fin. Porque no estaba dispuesta a que la difamaran.

Cuando llego a la entrada principal de los Valdés sintió nauseas, sus piernas temblaban y su garganta se cerraba cada vez que respiraba. Una voz en su interior decía que huyera de ese lugar, pero otra, tal vez la más necesitada y afectada rogaba por Juliana, por verla, escucharla, sentirla cerca.

Desde que habían discutido no se habían visto y tuvo menos hablado, recordándolo amargamente Valentina sacudió su cabeza y decidida a terminar con eso golpeo con fuerza la puerta.

"¡Yo abroooo!". Se escuchó al otro lado de la puerta, su corazón quería salirse para saltar a los brazos de Juliana, se sintió extraño escuchar su vos y saber que solo una puerta las separaba. Por lo menos en ese momento.

Juliana, convencida de que era su amiga Camila abrió con un entusiasmo que rápidamente se convirtió en tristeza, no tenía ánimos ni siquiera de disimular el tener a Valentina de frente, tan hermosa que casi le dolía el cuerpo por tener que controlar sus impulsos de abrazarla y besarla.

Como volviendo al pasado, Valentina se obligó a ser la misma de antes, prevenida, engreída y sin ganas de lidiar con nadie que le causara incomodidad. Así que saludo a Juliana lo más fría posible.

"Buen día Juliana". Escuchar ese tono de voz por parte de Valentina hizo que Juliana sintiera puro y físico dolor.

"Buen día Val...Valentina-. Se corrigió.

"Qué onda Val...que bueno que viniste, anda, sigue por favor". Diego parecía tan ajeno a todo que no se percató en la tensión que había entre ellas dos. Valentina hizo su mejor esfuerzo por sonreír, "sal de ahí, huye" le volvía a repetir su cabeza pero la discusión que estaban teniendo en ese momento su cabeza y su corazón era más poderosa que ella.

"Que gusto verte". Sonrió tanto que a Juliana le dolió aún más, era estúpido seguir ahí, viendo como su hermano obtenía la sonrisa que antes le pertenecía a ella.

Los dos observaron cómo Juliana sin decir nada se alejó de ellos hacia la cocina. "Perdónala...a estado un poco extraña estos días...espero que su maestra no tenga nada que ver". Dijo en tono de burla refiriéndose a ella, Valentina pensó en lo irónico que estaba siendo la situación.

Entre imposibles - Juliantina G!PDonde viven las historias. Descúbrelo ahora