🚬Capítulo tres🚬

9 3 0
                                    

Cuando llegó a casa, aviento mis zapatos debajo de la cama y preparo una sopa instantánea. Para cuando mi sopa está lista, yo ya me cambié a una camisa oversize, pantuflas y mi cabello está recogido en un flojo moño.

Hoy es mi día libre de ambos trabajos, así que me doy a la misión de completar cualquier tarea escolar que no haya hecho. Hay un pequeño ensayo para la clase de francés que tengo que entregar en tres días y un trabajo pendiente de Física.

Me siento en mi escritorio y ahí me quedo por al menos tres horas hasta terminar. Me gusta el francés pero a veces me fastidia cuan difícil llega a ser. Termino hasta las ocho de la noche y cierro mi laptop con un lastimero suspiro. Estoy exhausta.

Mi celular vibra por una notificación y reviso de que se trata. Es un corto texto de Kayla, avisando que está noche no llegara a dormir. Se quedará con su novio, Mike y me verá hasta mañana en la Universidad. Así que tengo casa sola, pero ¿que se puede hacer si yo estoy más sola que la casa?

Decido tomar un baño de tina y me levanto para preparar la bañera. Me gusta el agua tibia y aventarle aceites naturales, esencias y sales de baño. Cuando todo está listo, arrojo la camisa que llevo puesta a el suelo y me hundo lentamente dentro de la tina, donde me acuesto y dejo que mi cabeza entre a el agua.

Sé que hoy no hay nada más por hacer pero aún así me siento un poco estresada. Sofocada, incluso. No me gusta tener tanto tiempo libre, prefiero mantenerme ocupada en lo que sea porque cuando me quedo quieta por mucho tiempo, comienzo a pensar en cosas que no debo.

Recargo mi cabeza en la orilla de la tina y miro hacía la puerta cerrada de el baño. La cerré incluso si no hay nadie en casa, una extraña manía que tengo desde pequeña. Odio las habitaciones abiertas, las veo como si fuesen una invitación para que un asesino entre. Aunque en Palm City no abundan los asesinos.

Cuando salgo de la tina, me envuelvo en mi bata de baño y voy a la cocina. La sopa instantánea no ayudó mucho, aún tengo hambre y me gustaría guisar algo sabroso para mí. Cocinar para mí es terapéutico, igual que lavar los trastes. Me ayuda a aclarar mi mente, la cual parece tener un espeso velo de neblina cubriéndola siempre.

No sé exactamente que quiero cocinar, así que tomo mi celular para ver recetas. Recuerdo que en instagram sigo a un chef y entro a su perfil para buscar alguna receta sencilla con cosas que tengo en la nevera y alacena, ya que no tengo ganas de ir a el supermercado.

Hay una receta de un sándwich con pan de centeno que captura mi atención. Reviso si tengo los ingredientes y hago un pequeño bailecito cuando verífico que si tengo todo lo necesario. Voy a salir de instagram para empezar con mi sandwich cuando veo que en sugerencias de amistad hay un nuevo perfil.

Es el de Shawn. Titubeo un momento antes de presionar mi pulgar sobre el icono de ver perfil. Su cuenta es privada así que todo está a la vista. Sus seguidores, a quién sigue, sus publicaciones, todo. Deslizarme por sus fotos es un acto que encuentro un tanto tabú y bizarro. Lo siento como espionaje. Pero recuerdo que es algo un tanto inofensivo.

Descubro por sus fotos que vivía en Canadá, y que de hecho ahí sigue su familia. Tiene dos padres que se ven maravillosos y una hermana menor que es bastante linda. ¿Cómo no lo sería si es pariente de Shawn? Tiene fotos con amigos y fotos en la playa donde muestra su torso desnudo. Un escalofrío me recorre al ver esas fotos en especial.

Este chico goza de un cuerpo atlético, el cual parece cuidar bastante. Supongo que va a el gym muy seguido. Por comentarios en sus posts me doy cuenta de que se acaba de mudar a esta ciudad, para empezar el  semestre en la misma escuela a la que voy yo.

Prófuga ||s.m||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora