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Jaehyuk nunca creyó que la gloria pudiera ser saboreada.

Eso hasta que besó a Asahi.

Joder.

Los labios del castaño eran carnosos, finos, tan suaves como la seda, y tenían un sabor a frambuesa.

La gloria misma.

Asahi estaba en una especie de trance. No podía moverse, no sabía qué hacer. Sus ojos estaban fuertemente cerrados, tenía sujeto el ramo de tulipanes entre sus dedos con mucha fuerza, el corazón le palpitaba en la garganta y el cuerpo entero le temblaba preso de miles de sensaciones imposibles de describir.

Jaehyuk se sentía flotar entre las nubes. Los labios de Asahi eran esponjosos a pesar de ser finos, encajaban perfectamente entre los suyos, y eso le jodía en el mejor de los sentidos.

Acariciarlos con los propios era como pasar el pétalo de una rosa delicadamente por sobre éstos. Tenía la sospecha de que besar a Asahi se volvería su adicción favorita. Su lengua cosquilleaba dentro de su boca, queriendo invadir la cavidad ajena. Su corazón estaba errático entre sus costillas, todo su ser hacia una fiesta al notar que Asahi le devolvía el beso. No era sólo que no se alejara, sino que movía sus labios de una misma danza, al compás de los de Jaehyuk; gustaba de succionar el inferior del azabache entre los suyos, y morder ligeramente, casi imperceptiblemente, el mismo.

Besar a Asahi era como tocar el cielo y pisar el infierno al mismo tiempo. Una mezcla entre la pureza y tentación, inocencia y pecado.

Asahi es el primero en separarse. Los pulmones le queman por la falta de aire. Su respiración es agitada, igual que la de Jaehyuk.

Ambos sienten sus labios punzantes. Están rojizos y brillosos por la saliva ajena, hinchados por las succiones.

El rostro de Asahi se pinta de un precioso carmín y Jaehyuk sonríe por ello.

–Y-yo...yo...–Asahi no sabe qué decir.

–Interpretaré este beso como que aceptas tener esa cita conmigo.–El carmín aumenta y se expande hasta el cuello de Asahi. El castaño, cohibido, sonrojado, queriendo enterrar su cabeza en la tierra cual avestruz, baila su mirada por todas partes, no queriendo ni pudiendo mirar a los ojos directamente a Jaehyuk. Pero asiente con una pequeña y apenas perceptible sonrisa en su rostro, sus manos aun sujetando el ramo, su mirada, cohibida y tímida, mirando el pecho del azabache, evitando mirarlo a los ojos.–Genial. Te veré después.–Y como si no estuviera ya lo suficientemente avergonzado, Jaehyuk decide besar la punta de su nariz.

El azabache se pierde de vista, y Asahi siente que desfallecerá en cualquier segundo.

¡Que se ha besado con Yoon Jaehyuk, pues! ¡Y no sólo eso; Yoon Jaehyuk fue quien le besó primero! ¡Fue él quien inició el beso, quien rompió la distancia entre ellos!

¡¿Quién puede sobrevivir a eso, con un demonio?!

El timbre suena, anunciando el inicio de la jornada escolar.

Asahi toma sus cosas y corre hasta su salón de clases.

El maestro le mira con mala cara cuando le interrumpe, pero le deja pasar.

Todos le miran.

¿Y cómo no? Si puede pasar desapercibido en un cultivo de tomates, y el ramo entre sus manos además es muy bonito.

Yedam alza la ceja en su dirección, interrogante (el chisme sobre el beso había corrido muy rápido por la escuela), y le da una sonrisa burlona.

–No digas nada.–Le susurra Asahi antes de tomar asiento, dejando el ramo sobre el pupitre.

Quiere prestar atención a la clase, de verdad lo quiere.

𝐶𝑎𝑟𝑚𝑖𝑛 • [Jaesahi]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora