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Parte uno.

No importaba lo mucho que Asahi le hubiera insistido a Jaehyuk para verse en algún lugar, el azabache no dio su brazo a torcer y decidió que iría por él hasta su casa (no pregunten cómo sabía su dirección, ya conocemos al responsable de ello).

Decir que había estado nervioso durante todo el rato mientras esperaba era quedarse corto. El chico no tuvo un colapso ahí mismo solamente porque su madre estaba distrayéndole lo suficientemente.

–Cariño, por favor, arruinarás tu maquillaje si sigues sudando así.–Le había dicho su madre.

–No traigo maquillaje, mamá.

–Dile eso a toda esa sombra en tus ojos.

Asahi no pudo evitar sonrojarse por eso.

–No hables.

Había estado desde el día anterior buscando qué ponerse. Un trabajo demasiado difícil tomando en cuenta que nada le convencía. Además, sabía que tendría pocas horas después de la escuela para arreglarse, antes de que Jaehyuk finalmente llegara.

No había manera en el infierno en que Asahi negara haberse preocupado por su apariencia el día de hoy. Llegando de la escuela fue directamente a darse una ducha. Tomó su conjunto de ropa y se lo colocó cuando ya había secado su cuerpo y colocado desodorante. Se había comprobado frente al espejo por lo menos diez veces antes de asentir a su reflejo y bajar a la sala; en sus bolsillos del pantalón llevaba su celular, llaves de casa, y ese bálsamo con sabor a frambuesa, que por cierto ya había aplicado a sus labios.

Su madre le había visto fijamente durante casi un minuto en completo silencio y él nunca se sintió tan analizado antes.

"Ese chico definitivamente te trae loquito" había dicho su madre después.

El carmín subió a sus mejillas rápidamente.

Se habían quedado en la sala mirando televisión, o por lo menos la señora Hamada lo hizo, porque Asahi estaba más concentrado en la hora que marcaba el reloj de su celular.

Yoon Jaehyuk:

Estoy llegando.

Ese simple mensaje de dos cortas palabras bastó para desatar el caos en el organismo de Asahi. De pronto el castaño creería que se desmayaría en cualquier momento, o que vomitaría sobre la alfombra.

Sin poder evitarlo pegó un brinco cuando el timbre sonó.

Su madre le mira, sonriendo divertida, y Asahi se levanta antes que ella para ir hasta la puerta y abrirla.

Ay, Diosito.

Jaehyuk trae su azabache cabello en finos rizos cayendo sobre su frente, lleva puesto un pantalón negro ajustado a sus torneados muslos, junto a una camiseta y suéter con los botones abiertos, también negros. Trae calzadas unas botas estilo minero color negras y oh, joder, ¡sus ojos están delineados!

Asahi cree que acaba de llenar una cubeta, de pura baba.

Aun que no está peor que Jaehyuk.

Porque Asahi vestía un pantalón más ajustado que de normal, color negro, roto en las rodillas, junto a un suéter de diferentes tonos cafés con líneas en vertical. Había aplicado un poco más sombra de la que acostumbraba y delineado perfectamente sus ojos. Su cabello estaba peinado hacia atrás y a los lados en un estilo perfectamente desordenado, con su frente totalmente descubierta.

Joder.

Justo cuando creía que su corazón no podía latir más rápido.

–Hola, Jaehyuk.–Dice Asahi regresando a la realidad.

Podría pasarse la noche entera sólo observando a Jaehyuk, pero si querían tener esa cita sería mejor que ambos reaccionaran.

–Hola. Y lo siento.–Dice Jaehyuk, dando un paso dentro de la casa.

Asahi frunce su ceño confundido, y está a punto de preguntarle a Jaehyuk si es que acaso cancelará la cita, o qué demonios pasa y porqué carajos está pidiéndole disculpas, pero la respuesta llega cuando Jaehyuk le toma firme pero no brusco de la cintura, sus diez largos dedos estrechando la fina cintura contraria, y le acerca hasta que sus cuerpos están totalmente juntos, ni el mismo aire pudiendo pasar entre ellos.

–Jaehyuk, ¿qué dem-

La pregunta muere en su garganta cuando su boca es profanada por los labios ajenos.

Le toma exactamente dos segundos cerrar sus ojos y dejarse llevar.

Deja que sus manos suban desde el abdomen hasta el pecho de Jaehyuk en un ascenso de caricias sutiles que le ponen la carne de gallina al azabache. Continúa su ascenso hasta que sus brazos están rodeando el cuello ajeno, sus dedos acariciando las hebras azabaches. Todo es un revoltijo de emociones, saliva y dientes tirando sin rudeza de los belfos ajenos, succionándolos con fervor.

Y Asahi tiene que sujetarse de los hombros de Jaehyuk antes de caer cuando sus rodillas se debilitan, luego de que Jaehyuk recorra con la punta de su lengua sus dos labios, succionándolos, con vehemencia hasta dejarlos hinchados y punzantes.

A Jaehyuk se le tensa el cuerpo cuando Asahi roza la zona erógena detrás de su oreja, justo bajo el lóbulo.

Se separan cuando sus pulmones suplican una pausa para recuperar el aire perdido.

Sus respiraciones están agitadas, sus corazones frenéticos, sus labios rojos, hinchados y punzantes, brillosos por la saliva ajena; Asahi tiene un bello carmín demasiado notorio en todo el rostro punta de las orejas y cuello, rodea el cuello de Jaehyuk con sus brazos y Jaehyuk tiene su agarre en la cintura ajena bien afianzado.

–Te pusiste el bálsamo.–Afirma Jaehyuk, pasando la lengua por sus propios labios, retirando la saliva de Asahi y restante bálsamo de frambuesa en ellos.

–P-pues...yo...t-tú dijiste que lo hiciera...

–Me encanta.–Comenta Jaehyuk sonriendo.–Ahora vamos a conocer a mi futura suegra.–dice mientras guiña un ojo y da un rápido beso a la punta de la nariz de Asahi. Éste la frunce antes el contacto, y comienza a moverla tiernamente al sentir cosquillas.–Pareces un conejo.

El carmín viaja a sus mejillas más rápido que un chasquido de dedos.

Ambos caminan hasta la sala, con Asahi delante, y se queda de pie frente a la señora Hamada.

–Antes de que digan nada,–Dice la mujer poniéndose de pie, examinándolos de pies a cabeza.–vamos a hacer de cuenta como que ustedes no se comieron la boca en la puerta de mi casa, yo imaginaré que sus labios no están rojos e hinchados y ustedes harán de cuenta que yo no vi nada, ¿vale?

Bueno, el carmín también luce bien en el rostro de Jaehyuk, decidió Asahi al verle sonrojarse avergonzado por las palabras de su madre.

Síp, esa era Hamada Shizuku, señoras y señores; y era sólo el comienzo.

Buena suerte Jaehyuk. 

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Cuéntenme alguna experiencia vergonzosa en alguna cita.

Yo una vez llegué 3 horas tarde porque me baje una parada antes y el tren pasaba cada una hora y el autobús cada dos ;_;
(Si el chico vivía lejisimos)

Ya solo quedan 3 caps, no quiero que se acabe ;_;

No se olviden de votar ⭐💕

𝐶𝑎𝑟𝑚𝑖𝑛 • [Jaesahi]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora