Postre

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No iba a hacer los oneshot conectados en cronología, pero decidí hacerlo porque quiero y puedo.

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El cielo era diferente, mucho más brillante, más colorido, Viktor no solía estar en el cielo porque siempre estaba bien con su papá. Pero ahora, ahora que su papá y padre estaban enojados, Viktor estaba en el cielo. Era diferente, pero no en el sentido malo, era curioso. Sí, eso era, curioso.

El cielo azul, las esponjosas nubes, los coloridos arcoíris. De bebé, de pequeño, Viktor nunca estuvo con su padre, siempre quedándose con su papá y sólo conociendo los cielos nublados, la lluvia y los bosques oscuros. Así que estar en el cielo era todo un cambio, un enorme cambio, a veces no podía evitar temblar al sentir las brisas frías o quedarse mirando fijamente al horizonte. Era nuevo y llamativo.

Pero Viktor no podía explorarlo, no solo, su padre le había prohibido alejarse del castillo, pero podía estar por los jardines y todas las habitaciones. El primer día Viktor estuvo encerrado en su habitación, viendo cuantas cosas le había dado su padre, disfrutando la cama e ignorando el recuerdo de su papá; aunque en la noche no evitó preguntarse como estaba.

Ahora Viktor sólo entraba a su habitación a dormir, pasando todo el día investigando su nuevo entorno. Aun así, cuando estaba en un lugar distinto, Viktor contaba con la atención total de los ángeles, así como de los demonios en el infierno. Todos recibiéndole con una enorme sonrisa y dispuestos a atenderle en cualquier hora del día.

Pero no era necesario, porque su padre había asignado a alguien para cuidarlo. Su papá le dejaba estar solo, pocas veces indicándole a alguien que le cuidara. Pero en el cielo era distinto, quizá porque Viktor no conocía bien el lugar, pero su padre le indicó a su ángel jefe que cuidara de Viktor.

Taffy era un serafín, Viktor mentiría si dijera que las seis alas no le sorprendieron y le dieron curiosidad; tan blancas como la nieve y se veían más esponjosas que las nubes mismas. El rubio saltando en su lugar cuando Viktor tocó las alas, pero quedándose callado cuando el niño arrancó un par de plumas.

El serafín era callado, un cambio a comparación de Satanick, pero no era molesto ni una plasta; lo cual era curioso porque siempre estaba siguiendo a Viktor como una sombra, pero se quedaba callado, siguiendo a Viktor, pero sin retarlo. Viktor guardándose el pensamiento, pero Taffy era alguien agradable con quien estar. Y, además, sabía cocinar.

Viktor balanceaba los pies en el banco alto, sus brazos extendidos en la barra frente suyo y estaba medio recostado. Al otro lado de la cocina, Taffy decoraba con cuidado y precisión. El olor a pan recién horneado flotando en la habitación donde sólo estaban los dos. El abrigo del serafín en una silla y sus alas ocultas.

Cerca de ellos un plato con diversas frutas que serían usadas para decorar el pastel. El betún blanco cubriendo el pan y el serafín haciendo un par de figuras en la parte superior, cuando estuvo satisfecho comenzó a colocar las frutas. Era un proceso largo, llevaban un buen par de horas en eso y Viktor se mantuvo callado y paciente.

El pastel, vestido en betún, con flores hechas y frutas frescas. Era grande, no enorme, pero grande. Viktor extendió las manos sobre la barra y golpeó la superficie, impaciente ahora que el postre que había exigido estaba finalizado. En lo que Taffy cortaba un trozo, Viktor admiró una vez más el postre entero; se veía llamativo con las uvas y cerezas, las manzanas cortadas en rebanadas.

Viktor aceptó el platillo, el plato de cristal y el tenedor. Cortó un trozo y lo probó; el dulce sabor a chocolate y leche, el pan suave, todo dejando un agradable sabor en la boca. Viktor agitando los pies con más energía, el postre animándole el día que pensaba sería aburrido. Las frutas dando un sabor fresco a la mezcla.

Sus pensamientos fueron interrumpidos cuando miró al frente, Taffy ocupándose con limpiar todos los utensilios que había usado. Viktor comiendo mientras veía al mayor moverse por la cocina, lavando, limpiando y organizando. Regresó la mirada al pastel, era mucho como para que Viktor pudiera comerlo solo.

—Taffy—. Llamó, el ángel parando sus acciones y mirando al menor. —¿Quieres? —. Señaló vagamente el postre.

El rubio miró el pastel, para después mirar a otro lado de la habitación. —No es necesario—.

—No me lo voy a acabar—. Respondió.

El silencio se extendió entre ellos, Viktor señalando el postre de nuevo cuando Taffy le miró. El mayor suspiró y tomó un plato y tenedor. Se acercó hasta el postre y cortó una rebanada, colocándola en su plato. Viktor arqueando las cejas al ver el enorme trozo y mordiendo el tenedor con auténtica sorpresa cuando Taffy devoró la mitad de la rebanada en segundos. 

Sangre de familiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora