III

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— Parece que está feliz

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— Parece que está feliz. — El conductor notó el comportamiento inusual de la albina y quiso preguntar al respecto.

Verla sonreír de esa manera era algo muy raro de ver, sólo podría mostrarse cuando estaba con su hermana, pero sin ella, su rostro lograba verse tan miserable y apagado. No era el caso en ese momento, porque ella tenía ese brillo en ambos ojos.

— Realmente lo estoy. — Respondió con un tono alegre.

Aun con todas las reglas que se tenía en su hogar, a ella le agradaba conversar con la servidumbre, los trataba con amabilidad y nunca había una falta de respeto a su persona. No tardó mucho para que la mayoría de ellos le tomara un gran cariño a la hija mayor, pues podían sentirse con mucha confianza.

Al confirmar lo que había visto, él sonrió al verla de esa manera.

— Me alegro mucho por usted. — Dijo respetuosamente.

No obstante, esa sonrisa no pudo durar mucho tiempo en su rostro ya que había algo que lo mantenía intranquilo y confuso. No era su intención espiar y dejar a un lado la privacidad de la señorita Momobami, pero mientras esperaba una escena se desenvolvió en su campo de visión, que le provocó cierta confusión.

— Señorita, ¿puedo preguntarle algo? — Aún parecía tener dudas sobre lo que iba a hacer, no quería incomodarle, además, parte de él seguía diciendo que todo eso era una tontería, producto de su falta de descanso por tanto trabajo.

Ririka no se molestó en absoluto, como se mencionó antes, a ella le gustaba tener charlas amenas con todos ellos.

— Claro, ya sabe que puede preguntarme lo que sea.

— Me disculpo de antemano por mi pregunta, puede elegir no responderla. ¿Estuvo hablando con alguien más mientras estuvo en el parque?

Pensando un poco, es normal que él las hubiera visto en algún punto, incluso escuchado. Puesto que siempre se han preocupado por ella no le pareció raro que quisiera saberlo.

— Sí, hablé con una chica que conocí en el parque. Fue muy amable de su parte desear escucharme. Estuvo conmigo todo el tiempo y me trató de una buena manera. — Contestó honestamente para que no hubiera ningún malentendido.

Él se pasmó por unos segundos, antes de hacer el esfuerzo de retomar su compostura. — Entiendo, espero que se la haya pasado bien.

Mantuvo su vista en el camino para intentar distraer su desconcierto sobre lo que presenció en aquel momento y lo que escuchó de ella.

La albina notó el repentino silencio que se presentó. No le provocaba incomodidad, pero se preocupó un poco por si había dicho algo mal.

— ¿Está bien?

Eso lo sobresaltó un poco. Eligió no mencionar nada al respecto, tal vez sólo no había visto bien.

— Sí, mi señorita. Mire. — Señaló la zona donde estaban para cambiar de tema. — Ya casi llegamos.

Pese a querer eludir el asunto, en su cabeza no podía borrarse ese pensamiento. Aun si fue por cansancio, una ilusión o causado por alguna distracción. Algo tenía claro.

Que además de la señorita Ririka...

No había nadie más allí.

No había nadie más allí

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Between Guilt and Will | MeaririDonde viven las historias. Descúbrelo ahora