Oscuridad, nunca me ha gustado la oscuridad.

Todo es negro a mi alrededor. ¿Estoy soñando? ¿Dónde estoy? 

Una sensación amarga que nace de lo más profundo de mí, me invade poco a poco dejándome helada. Miedo. Odio ese sentimiento.

Sólo una tenue luz se escapa de una ventana lejana reclamando el espacio.

La brillante luna atrae mi atención y me permito caminar en su dirección en busca de una pizca de luz, una pizca de tranquilidad.. la brisa nocturna va haciendo efecto sobre mi piel con cada paso.. los pelillos pequeños del cuerpo se alzan erizándome por completo.

¿Acaso esto es real? ¿Por qué se siente tan real?

Necesito alcanzar esa luz... no sé por qué la deseo tan imperiosamente pero tengo que alcanzarla..

Y entonces es donde lo veo..

Ni siquiera había escrutado el lugar. La luna me brindó la posibilidad o más bien la desgracia de poder ver claramente en medio de la penumbra..

¡Un cuerpo colgado del techo!

.. un cuerpo inerte y sin vida.. un cuerpo asfixiado por el duro y áspero tacto de una soga presionada en el cuello..

¡Un cadáver!

Grité y corrí lejos..

Salté por la misma ventana hacia el aún más oscuro bosque..

Los cuerpos aparecían como por arte de magia en cada árbol por el que pasaba..

No eran reales.. la imagen me perseguía..

Paré en medio del incansable escape, aturdida por lo visto..

El labio inferior me tembló cuando mi sentido auditivo captó el quebrar de alguna rama, que no había pisado yo..

No moví un músculo, me paralicé por completo..

¿Sería el asesino de quien colgado estaba? ¿O sería un simple suicidio del que mi mente sacaba una peor parte?

El silencio inunda el instante y cuando decido regresar, aún sin girar, el frío tacto de una mano sobre mi hombro me hace gritar desconsoladamente..

Grito.. grito con todas mis fuerzas.. y por suerte, me despierto..

Bonita forma de empezar el día.

Qué sueño más tonto. Debe ser por las cosas que me contó Emma.

Me preparo para salir con unos pantalones desgastados y un suéter gris. Recojo mi cabello en una coleta y me pongo unas botas negras hasta las rodillas. Este otoño nos ha regalado un frío infernal. Cuando llegue diciembre no podré salir de abajo de las sábanas.

Me dispongo a salir pensando en los posibles lugares a los que podría presentarme. Trabajaría en cualquier cosa, después de todo es sólo por unos días.

Tras abrir la puerta de mi habitación me topo con cintas amarillas de letras negras pegadas a la puerta continua, la puerta de Emma.

Esas cintas sólo las he visto en películas y series policíacas.

¿Qué ha podido pasar?

_ ¿Qué ha pasado?

Le pregunto a un chico que al igual que yo, mira a la puerta desde lejos.

_ Alguien más se ha suicidado.

Uno el entrecejo

_ ¿Alguien más? Lo dices como si pasara todos los días.

The Reeget's Secrets [COMPLETADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora