Rin despertó unas cuantas horas después, cuando el sol estaba a punto de ocultarse y la luz del crepúsculo teñía las nubes de carmesí. Al ver que anochecía prefirió seguir durmiendo y trató de arroparse con mokomoko, la mano de Sesshomaru la ayudó cubriendo lo que quedaba a la vista de su cuerpo desnudo. Componiendo una pequeña sonrisa, Rin se acurrucó contra este pellizcando con los dedos su kimono. Sesshomaru permaneció unos segundos atento a ese sencillo gesto, sus delicados dedos haciendo pinza para apresar la tela entre ellos.
Todo eso, su forma de respirar, de removerse sobre su cuerpo buscando la postura idónea y de suspirar cuando al fin la había encontrado, le resultaba tan extraño. Él no hacía esa clase de cosas. Para dormir le bastaba el tronco de un árbol, una piedra e incluso podía hacerlo de pie. No le veía la gracia a eso de estar tumbado ya que, en caso de emboscada, tardabas mas en prestar batalla. Aunque claro, ella no prestaría batalla aunque durmiese de pie, era frágil y tan liviana que si no la estuviera viendo juraría que en su regazo no había nada.
Un par de horas después, aunque era noche cerrada, Rin decidió que había dormido suficiente.
Desde la comodidad de su pecho observó que Sesshomaru tenía los ojos cerrados.
― ¡Esta dormido! ― susurró con emoción contenida observando fijamente el rostro en calma del Daiyokai. Siempre había sentido curiosidad por verle así, ya que no estaba segura de si su amo dormía cuando estaba sano. Una vez se lo había preguntado al señor Jaken y él le había asegurado que su señor Sesshomaru nunca dormía, porque un guerrero tan poderoso como él ni lo necesita ni podía permitírselo. Ella nunca había creído que eso fuera cierto y se propuso demostrarle a su niñero que estaba equivocado, que el señor Sesshomaru sí dormía.
Durante su "investigación" le había observado algunas veces mientras permanecía apoyado contra un tronco o sentado en una piedra totalmente inmóvil con los ojos cerrados; pero nunca había podido acercarse lo suficiente como para comprobar si realmente dormía, porque en cuanto daba siquiera un paso en su dirección enseguida abría los ojos y la miraba directamente.
Se mordió el labio y se quedó muy quieta. No le extrañaba lo más mínimo que no permitiese que nadie le viera dormir, parecía tan indefenso. Sus párpados rojizos temblaron ligeramente, como si estuviese soñando y Rin escuchó como de su pecho se elevaba un pequeño sonido; un suave ronroneo. No podía creer en su suerte al poder ser testigo "cercano" de aquello. Durante el sueño el Gran Señor del Oeste era tranquilo y no daba ningún miedo. Sus labios se curvaron en una pequeña sonrisa de felicidad y adoración.
Aunque se sentía entumecida evitó moverse porque le daba pena despertarle, se le veía tan tierno y eso era tremendamente inusual.
Un pequeño pajarillo se acercó a la rama mas cercana del cerezo y en el mismo instante en que sus patitas se posaron en ella Sesshomaru abrió los ojos. No había ni rastro de modorra en su rostro, estaba tan fresco como una rosa.
Parpadeó una vez y cuando sus ojos se acostumbraron, en una milésima de segundo más o menos, catalogó todo lo que había a su alrededor; en un periodo aún más breve localizó lo que le había despertado. El pájaro alzó el vuelo en cuanto se vio reflejado en el oro líquido de su mirada. Inmediatamente después centró su atención en el bello cuerpo que se desperezaba en su regazo.
Mokomoko se deslizó por su espalda desnuda cuando Rin se incorporó. Su estola estaba enrollada alrededor de sus pequeñas caderas y sus estilizadas piernas. No, definitivamente ya no era una niña.
Sesshomaru tenía una vista privilegiada de su hombro derecho mientras Rin se rascaba con suavidad el omóplato y bostezaba. Uno de esos gestos suyos, tan sencillos, naturales y poderosos que encendían la pasión de aquel que la miraba. Su piel le llamaba, le suplicaba que la acariciara suavemente; con las yemas de los dedos, con las garras, con los dientes... Tócame, decía aráñame, muérdeme, Sesshomaru...
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Lo más natural del mundo (Sessrin)
FanfictionHan pasado seis años desde la muerte de Naraku y la vida sigue. Rin vive en la aldea y mientras se adapta sigue recibiendo las visitas de Sesshomaru y Jaken. A pesar del paso del tiempo todo sigue igual en la vida de Rin hasta que se produce un ca...