Aguardaban su llegada a la entrada de la pequeña aldea en la que vivía Rin. Estaban todos los que en su día se enfrentaron a la basura de Naraku, solo faltaba el lobo. Y, por supuesto, encabezando el grupo estaba su medio hermano quién llevaba a Tessaiga desenvainada y apoyada en el hombro. Como tenía viento favorable había captado su olor y se había apresurado a abandonar la choza en la que vivía en busca de pelea.
― Eres patético, Inuyasha ― susurró mirándolo con un ligero matiz de desprecio mientras tocaba tierra frente al grupo.
― ¡Maldito Sesshomaru! ― bramó amenazándole con el puño.
Inuyasha estaba particularmente disgustado porque su medio hermano se había llevado a Rin justo como había dicho Shippo, secuestrándola.
Jaken se separó del grupo en cuanto comprobó que tras producirse la primera toma de contacto hostil su Amo no había arrasado con todo.
― ¡Amo bonito!― el yokai se acercó a su señor portando la vara de testas, pero pese a su aparente regocijo parecía inquieto. Sus ojos miraban de un lado a otro como buscando algo.
― Sesshomaru...― inquirió la sacerdotisa con voz exánime ― ¿No has traído a Rin contigo?
El daiyôkai la miró con su gesto grave y observó sobre su hombro el bosque.
— Mas te vale que siga con vida, desgraciado.
— ¡Inuyasha!— regañó Kagome. Estaba demasiado preocupada como para lidiar con el temperamento de su marido. No deseaba un enfrentamiento entre los dos hermanos, al menos hasta saber donde se encontraba Rin y si estaba bien.
Por toda repuesta Sesshomaru sonrió.
Inuyasha retrocedió sorprendido. Verle sonreír era tan raro que ponía los pelos de punta. Además de que solo lo hacía cuando su sadismo alcanzaba niveles críticos.
En ese justo momento Rin salió de entre los árboles montada en Ah-Un. El dragón bicéfalo se detuvo a una distancia prudencial del grupo y bramó. Rin le acarició la cabeza justo después de bajarse y se aproximó al grupo con su alegría habitual deteniéndose junto a Sesshomaru.
Jaken retrocedió con la boca abierta de par en par al ver el parecido entre el kimono que lucía la muchacha y el del Amo. Cuando se recuperó de la impresión y descartó hacer preguntas, le sorprendió notar que se sentía dichoso por volver a verla con vida, pero al mismo tiempo percibió que era difícil acercarse a ella. A su alrededor, como una bruma invisible, distinguió el poderoso yôki de su señor Sesshomaru en una manifestación tan virulenta que resultaba incómoda. Desgraciadamente, Rin era totalmente ajena a la existencia de esa especie de barrera invisible que la rodeaba con el único propósito de alejar de ella a cualquiera, sin importar si constituía una amenaza o no. Era la marca más intensa que jamás había sentido.
Dichosa, se lanzó sobre él como de costumbre y lo levantó del suelo sosteniéndolo en el aire por sus diminutas manos.
Sesshomaru torció el gesto y chistó.
― ¡Hola, señor Jaken!
El yôkai la contemplaba estupefacto. Aquella mocosa era demasiado efusiva, un rasgo de personalidad que siempre le había resultado tremendamente desagradable. Aquella apreciación ahora adquiría una nueva dimensión. Todo su pequeño ser clamaba por alejarse de ella como si aquella menuda muchacha estuviese en llamas.
― Siento no haberle saludado antes, señor Jaken.
― Va..vale... pero ¡Suéltame, niña tonta!
Inuyasha olfateó el aire que rodeaba a la muchacha y torció el gesto en una mueca de desagrado. En un acto impulsivo muy propio de él, avanzó hacia ella con toda la intención de apartarla de su medio hermano de una vez por todas.
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Lo más natural del mundo (Sessrin)
FanficHan pasado seis años desde la muerte de Naraku y la vida sigue. Rin vive en la aldea y mientras se adapta sigue recibiendo las visitas de Sesshomaru y Jaken. A pesar del paso del tiempo todo sigue igual en la vida de Rin hasta que se produce un ca...