Flower Crowns || l.s. español

diecinueve

Ed había dejado a Harry antes de que Niall y Liam volvieran a casa. Entonces les tocó a ellos cuidar de Harry, y Harry admitirá que hicieron un buen trabajo. Normalmente no les dejaba porque le hacía sentir como un niño (y eso no le gustaba), pero lo encontraba reconfortante de una manera extraña. Le gustaba no estar solo y que alguien se ocupara de él, así que el resto de la noche pasó bien. Tuvo que pasar otro día para poder respirar por la nariz. Harry odia a los médicos, así que se negó a visitar a uno cuando Liam se lo propuso. Liam también sabía por qué, así que no se atrevió a insistir. Sinceramente, Harry no sabía de qué se había enfermado, y se alegró de poder comer algo sin sentir náuseas al menos. Sin embargo, lamentablemente, tuvo que faltar al trabajo durante toda una semana. No vio ni envió mensajes de texto a Louis durante toda una semana. Pero sus increíbles amigos estaban ahí para él, dispuestos a hacer cualquier cosa que pidiera, sin importar la tarea. Le ayudaron a dejar de pensar constantemente en Louis, y eso fue el mayor alivio. Ahora se siente... bien. Podría estar mejor. Todavía tiene una tos de la que le gustaría deshacerse.

Pero hay algo más. Ha estado encerrado en el apartamento demasiado tiempo. Y echaba de menos a Louis. Harry odia que sea tan pegajoso, cuando ni siquiera están saliendo. Es su forma de ser; se encariña y no puede evitarlo. Harry se siente agotado y necesita algo, necesita a alguien.

"¡Ya vuelvo!" gritó Harry desde la puerta, esperando una respuesta. Le dijo a Niall que iba a visitar a su abuela.

"Muy bien, amigo, cuídate", respondió Niall con calma desde el sofá.

Harry sonrió y cerró la puerta tras de sí, respirando profundamente mientras se dirigía al ascensor. Sinceramente, se aseguró de salir antes de que Liam volviera de su trabajo. Niall es muy tranquilo y relajado, así que es fácil escabullirse sin hacer muchas preguntas. Pero Liam es una historia diferente. Es muy protector y le gusta saber dónde puede localizar a Harry si pasa algo. Lo cual no es tan malo, pero puede ser sofocante. Quiere mucho a Liam, pero puede ser muy preocupante.

No se molestó en tomar un taxi. A Harry le gustaba caminar y le gustaba poder despejar la cabeza. No tanto como para tener dudas sobre a dónde iba. Sólo pensó que se merecía esto, es todo. Se merecía divertirse como lo hace la gente de su edad. No tardó mucho en llegar, y fue entonces cuando se sintió dubitativo al respecto. El letrero de neón hizo titilar cada letra, antes de parpadear la palabra completa. Pink Flamingo.

Harry podría dar la vuelta y regresar a casa, sería así de fácil. Pero entonces vio cómo alguien se acercaba a las puertas negras. Dos hombres, uno con barba y otro bien afeitado. Ambos con el pelo oscuro. Eran chicos atractivos, innegablemente bonitos. Él sabe que esto está bien. La gente lo hace todo el tiempo, así que no debería tener miedo. Tal vez sólo un trago y ya está. Así que se impulsó hacia el edificio oscuro con el letrero luminoso y fue directo a la puerta.

"Whoa, hey, aguanta ahí".

Harry retrocedió de un salto cuando un hombre grande deslizó su brazo delante de él, bloqueándole la puerta. "Yo-" Harry comenzó con un paso atrás, asustado. No se había fijado en él antes. Pero entonces vio una silla de madera cerca de la puerta. El hombre debía estar allí.

"Eres bueno, chico", habló, con voz grave. Era calvo y tenía tatuajes que asomaban por encima de las orejas. "Pareces asustado. No te asustes, sólo necesito ver tu identificación".

Harry frunció el ceño. "¿No parezco lo suficientemente mayor?" Preguntó mientras deslizaba una mano en su bolsillo trasero.

El hombre musculoso miró a Harry con los ojos entrecerrados. "Bueno... Ahora que te miro bien, diría que tienes unos diecinueve años". Harry levantó su documento de identidad. "Quiero decir, veintidós. Sí. Bien, entra. Diviértete, Harry".