Flor marchita - Moonsun

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Advertencia: historia soft con drama
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Llegó de mi trabajo bastante tarde, estoy cansada y con ganas de dormir pero no puedo hacerlo, la necesidad de verte es más fuerte que el sueño y sé que descansaré al fin cuando pueda tenerte frente a mi balcón a la media noche.

Como todos los días desde que te mudaste.

(...)

Me siento en el sofá, tiro del nudo de mi corbata para liberar mi cuello y suspiró aliviada luego de repasar la rutina por quinta vez en la semana, más tarde me hago la cena, no soy muy exigente ni por tratarse de mi así que me conformo con ramen instantáneo y una soda de cereza.

Mis pies me llevan hasta la bañera, me metí sin problemas luego de dejar mi ropa en el camino. El agua tibia cae desde mi cabeza hasta mis pies, a su paso se lleva la suciedad y el sudor que se habían estancado en mi piel, así es durante varios minutos, la espuma es de gran ayuda, además el olor del jabón deja un agradable aroma en mi piel. El agua sigue cayendo, incluso cuando ya he terminado, fluye sobre mi como tus manos el mes pasado. El simple recuerdo hace la ducha más calurosa y prefiero salir.

Me pongo ropa holgada y dejo mi toalla sobre mis hombros para no mojar mi espalda con mi cabello, de camino a mi cama veo los vestigios de la última vez que estuviste aquí, me reuse a limpiar ya que deseaba dormir sobre mi cama aún destendida, con la marca de tu cuerpo y con las sábanas rasguñadas por tus manos. Me acuesto en ella, aún puedo percibir tu escencia con la nariz, la mía también está ahí, ambas se mezclan y hay un flashback de nosotras dos.

De un paso terminaste de la entrada de mi casa preguntando cómo estaba a mi cama pidiéndome que siguiera.

El recuerdo es grato, me hace suspirar, así que me concentro en recordar los detalles.

Me gusta cuando atas tu cabello, me da una vista perfecta para ver tu cuello el cual me gusta inspeccionar con mis labios pero a pesar de eso deshago el agarre porque amo ver los mechones negros sobre tus hombros.

Sé cuándo quieres ver mi cuerpo, desde nuestro primer encuentro jalas mi ropa como una señal y quito mi camisa sin problemas aunque sé que te gusta ser la quien quite los botones así que llevo tus manos hasta la parte superior, cercana a mi cuello, para que puedas hacerlo.

Nuestros labios se unen, es una suave danza que nos hace estremecer por calor y el sentimiento.

Yong-sun, ese es tu nombre, no te gustan la formalidades así que Solar es el que susurro a tu oído.

Mis manos se encargan de tu ropa para que tú piel sea lo próximo que esté a su paso, un tacto suave y lento, progresivamente rudo y constante, el ciclo se repite para prolongar nuestra diversión y el tono desesperado de tu voz.

Eres un dulce prohibido, eso lo hace más seductor pero también peligroso

Cuando te dejé ir pensé que sería la última vez, una aventura o calentura del momento, a todos nos pasa así que me asegure de no guardar rencor pero para mí sorpresa volviste, una y otra vez.

Pero la segunda vez llegaste diferente, deprimida y con los sentimientos a flor de piel, hasta que rompiste en llanto arrepentida de meterte entre mis brazos. Te calmé, me asegure de que estuvieras bien y te aconseje sobre tus acciones, limpié tus lágrimas con un pañuelo gris que termine por obsequiarte.

Cómo antes pensé, volviste, volviste tan cariñosa como el primer beso y era doloroso que nunca cambiaras, me diste a entender que era más que una aventura.

Estaba encantada, no solo con tu cuerpo, también con tu corazón y tu forma de pensar, quería ir más allá de los encuentros sexuales ocasionales pero tenías miedo y no era para menos,  tu esposo constantemente estaba detrás de ti luego de que volvía de los viajes de negocios.

One-shotsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora