Capítulo 3

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Mi primer reportaje

La lluvia golpeaba contra el cristal. Cuando volví mi atención al horizonte la noche ya había caído sobre la ciudad. Enseguida me percaté de una hilera de humo ascendente cerca de nosotras.

-¿Humo? ¿Ha habido algún incendio?-pregunté.

-No lo sé, no me han dicho nada.-dijo Sandra, mi compañera de piso

-Yo en las noticias no he visto nada sobre un incendio.-digo antes de mirarnos y decidir ir a investigar.

Al acercarnos vimos los restos de un edificio destrozado y despedazados por las llamas. Un grupo de policías acababa de entrar en las cenizas de la construcción. Salimos del coche y caminamos hacia una ambulancia a punto de transportar gente herida. Numerosas personas yacían en el suelo, no se sabía si inconscientes o muertas. Unas cuatro personas eran capaces de mantenerse de pie y, pacientemente, esperar a que algunos de los vehículos los transportase.

-¿Qué ha pasado? -dijo Sandra. Enseñó la placa de policía para indicarle que podía contárselo.

-La noche anterior hubo un incendio que provocó el fallecimiento de mucha gente, unos pocos consiguieron sobrevivir milagrosamente.-yo saqué una libreta de mi bolso para apuntar cuidadosamente lo que nos contaba el señor-Casi todos están inconscientes o heridos de gravedad. Los bomberos no han podido apagar el fuego hasta hace poco debido a que se expandió rápidamente, pero la lluvia ha colaborado con nuestros hombres. Al parecer, antes del incendio se produjeron numerosos robos en la fiesta de máscaras, la policía cree que el fuego fue para borrar testigos y huellas.

-Gracias por la información.-mientras Sandra observaba la escena que tenía ante ella, yo fui al coche y cogí la cámara de fotos.

Intentaba que se mojara lo menos posible, sin embargo el objetivo se llenaba de gotas que tenía que limpiar cada vez que hacía una foto. Primero fotografié las sobras de la lujosa residencia, luego la ambulancia y por último los muertos yacentes sobre la hierba vestidos con ropa destruida y ennegrecida junto sus máscaras para el evento. En ese instante oí a un policía nombrar a la propietaria de la casa y seguí su dedo (porque señalaba a la mujer) y vi a una joven con un vestido bastante consumido por el fuego que antes era de color marfil pero que ahora casi todo era negro. Llevaba un enorme y despeinado moño castaño oscuro sujetado por unas prietas perlas blancas que conservaban su brillo. Una máscara a conjunto con las perlas y de bonitos adornos le cubría los ojos. La cara estaba sucia aunque el pintalabios todavía se veía en los labios de la muchacha. "Ya tengo portada" pensé. Quizá un poco egoísta por mi parte debido a que muchas personas acababan de morir en un incendio y yo solo pensando en mi reportaje. Aunque sentía lo que había ocurrido no podía evitar tener una chispa de felicidad e ilusión por poder tener mi primer trabajo como periodista. Sandra me sacó de mis pensamientos y me metió prisa para entrar en el coche debido a que eran las doce y ella mañana se tenía que levantar temprano. Al subir a nuestro transporte las dos nos quedamos calladas centradas en nuestros pensamientos hasta llegar hasta nuestro hogar, un pequeño pero suficientemente cómodo apartamento cerca del centro de la ciudad. Al llegar tiré mi chaqueta al sofá del comedor y empecé a subir las escaleras eufórica por escribir. Pero mi compañera me riñó y me obligó a recoger mi abrigo y colocarlo en el perchero. Luego le di las gracias porque se encargase ella de hacer la cena aunque me tocase hoy a mí. Cuando llegué al ordenador esperé impaciente a que se encendiera dando golpecitos con el pie en el suelo y se cargó, puse el Word y lo conté todo como me lo había imaginado en mi mente desde que habíamos subido al coche.

Es una historia que muestra el entusiasmo que tiene la periodista por su trabajo llevándola incluso un poco al egoísmo como ella misma reconoce. Se nota que le apasiona su trabajo como a mí contaros estas historias.

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