Toda la verdad.

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Era ya domingo por la mañana, todos seguían dormidos, cuando de momento se escucharon pequeños ruidos.

Resulta que sus sobrinos acababan de despertar y ya estaban algo inquietos.

-Bueno empecemos de una vez el día, me dijeron mis hermanos que llegaban para la hora del almuerzo-Se dijo entre si Eugenia.

Mientras en la otra habitación.

Karla. Oye, crees que sigamos así la última semana de vacaciones. Yo todavía no he hecho mis deberes de la escuela.

Felipe. Pues no se la verdad, de hecho yo tampoco. Y sí le decimos a tía, que hable con nuestros papás para que nos traigan nuestras cosas de la escuela y hacemos la tarea acá. Digo sería lo más fácil.

Karla. Tienes razón, yo quiero quedarme por lo menos hasta mediados de la otra semana así.

Felipe. Yo también.

Tía Eugenia. Buenos días, mis amores. Como amanecieron esos pañales.-Uff- ya sentí ese aroma.

Vamos a desayunar y luego les cambio ¿quieren cochinita o lechón?-preguntó la tía Eugenia.

Felipe. Yo una y una.

Karla. Yo dos de lechón.

Después de desayunar, ha ambos les cambiaron el pañal y los dejaron solo con la camiseta que durmieron y los dejaron en el corral para que estuvieran con los juguetes o siguieran durmiendo.

-Que aburrido está el domingo-comentó Karla.

-Sí tienes razón-contesto Felipe.

Karla. Tía no podemos ir al parque.

Tía Eugenia. No corazón, ya que sus papás vienen en un rato a comer y hay que preparar la comida.

Ambos. ¡Que!

Tía Eugenia. No se preocupen, lo de ponerlos en pañales y tratarlos como bebés, ellos ya lo sabían.

Karla. O sea que.

Felipe. Olvídalo Karla, ya paso.

Tía Eugenia. Pero no se preocupen, para cuando ellos lleguen ustedes van a regresar a la normalidad.

Karla. No, yo no quiero. Me quiero quedar así.

Felipe. Yo también-dijo un poco apenado-

Tía Eugenia. Seguros.

Ambos. Sí, completamente.

Tía Eugenia. Como ustedes quieran.

Eran ya cerca de las 11:30 am, los dos niños de tanto aburrimiento se volvieron a dormir ahora dentro del corral, ambos abrazando su mantita y con el chupón en la boca.

Mientras dormían, su tía los acechaba cada cual rato y seguía pensando cómo les iba a decir esa noticia, que de seguro a ellos no les gustaría mucho, sobre todo por el tiempo que se tendría que tomar.

Ya eran cerca de las 12:30, ambos se despertaron sintiendo un poco de hambre por lo que les sirvieron un poco de fruta con helado y como si fueran bebés, ambos se dieron una batida que tuvieron que meterlos a bañar al mismo tiempo y no solo eso, sus pañales estaban bastante húmedos y sucios

Tía Eugenia. Bueno, a la 1:30 llegan sus papás para la comida, que tal si nos vestimos y no solo eso. Como ambos decidieron quedarse con el pañal, ustedes pueden escoger la ropa que quieren ponerse para el almuerzo, de hecho puede ser su propia ropa.

Vacaciones con mi tíaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora