Asistiendo a una fiesta.

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Llegó el viernes, las cosas siguieron su marcha normal. Despertaron, los cambiaron, les dieron el desayuno y los pusieron en el corral.

Lo que sí no sabía su tía, es que ese "besito inocente", no se quedó en uno solo. Ya que durante las noches posteriores, a veces lo repetían, esto en broma claro está.

El día transcurrió con normalidad a ambos les permitieron ayudar en la limpieza de la casa, pero solo usando el pañal y una camiseta con acabado infantil. Una vez que terminaron y almorzaron a ambos les dieron una buena cantidad de helado y les dejaron ver durante toda la tarde, las series que quisieran de las plataformas de streaming.

Karla. Felipe, no crees que tía haya estado de muy buen humor hoy. Digo, hoy ha sido más permisiva con nosotros, más de lo acostumbrado desde que estamos vestidos y actuando así.

Felipe. La mera verdad, no lo creo. Ahora si me disculpas. Necesito soltar todo el helado que estado comiendo.

Karla. Hay eres un tarado

En eso agarra y empuja a su primo que se encontraba agachado, pujando y siente como todo se le embarra encima.

Felipe. Oye no me empujes.

Entonces le devuelve el empujón, pero también le jala el cabello y así empieza una batalla campal dentro del corral.

-Ya Felipe no me jales el pelo-dijo Karla

-Pues tu deja de hacerlo también y de arrojarme juguetes-contesto Felipe.

Karla. Olvídalo.

En eso entró su tía.

Tía Eugenia. ¿Qué están haciendo ustedes dos? Vean que tiradero tienen hecho con los juguetes. Vengan para acá.

Ambos. Sí señor.

Ambos se acercaron y les revisaron los pañales, vio que ambos tenían embarrado su pañal entonces aprovecho para castigarlos y con un cepillo les dio su buena dosis de nalgadas a ambos, posterior recogieron todo su tiradero de juguetes.

Cuando terminaron, ellos pensaban que las nalgadas ya habían acabado, pero no fue así. Les repitió la dosis y los mando 10 minutos al rincón a cada uno, pero no de pie sino sentados en sus banquillos de madera.

Terminado los 10 minutos, fue por ellos y los llevó al baño a ambos, les quito el pañal, los limpio bien y les dio un fresco baño para quitarles toda la suciedad de la popo.

Tía Eugenia. Y como castigo adicional. Ambos van a estar usando pañal de tela, pero solo eso. Dale a la sala ambos y agarrados de la mano.

Después de pasar un momento tan incómodo, sobre todo por el castigo. La tarde transcurrió con normalidad.

Ambos fueron llevados al parque, donde estuvieron jugando con los mismos niños de la primera vez que fueron, de hecho ya se habían hecho grandes amigos y no les importaba jugar a la casita y que ellos fueran siempre los bebés.

De hecho, hay veces que realmente se hacían enfrente de ellos y los llevaban con su tía. Pero la cosa no quedaba ahí, ya que ellos siempre ayudaban a cambiarlos.

Tía Eugenia. Niños vamos, vean la hora. Despídanse.

Ambos. Adiós, Lucia y Javier. Nos vemos.

Niños. Hasta luego.

Durante el trayecto a la casa, su tía les comentó que tenía que platicarles algo importante.

Mientras en el parque.

Lucía. Oye Javier, hasta el domingo te vas a quedar con nosotros, ¿verdad?

Vacaciones con mi tíaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora