"El elegido de Afrodita no es más que una cara bonita repleta de vanidad, la fiel representación de su Diosa. Solo espera y verás."
Yeosang está harto de escuchar esas palabras tras sus espaldas. Es como una historia interminable que jamás dejará de...
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Odiaba que el tiempo pasara tan rápido cuando estaba disfrutando de lo que hacía.
Ese fue el único pensamiento en su cabeza cuando llegó al templo de Ares una carta dirigida a él. Su madre le comunicó que no podría seguir evadiendo sus responsabilidades como elegido con la excusa de visitar a Jongho, ya habían pasado varias semanas y el templo de Afrodita comenzó a sospechar de sus verdaderas intenciones.
Por supuesto, podría quedarse todo lo que quisiera si admitía que estaba comprobando si un compromiso con Jongho era posible, pero aún no estaba dispuesto a aceptar que ese era el motivo real de por qué estaba allí.
Jongho notó lo desanimado que estaba, así que siendo el chico maravilloso que era le aseguró que disfrutarían sus últimos días al máximo hasta que se viera obligado a regresar.
Esa era una de sus últimas noches allí y aunque pasaron otro día cómodamente divertido, estaba triste. Había tantas cosas que quería decirle a Jongho, principalmente sobre cómo se sentía con todo esto, sin embargo poner todo en palabras se le hacía tan... tan complicado.
¡Era extraño! Yeosang había leído montones de libros a lo largo de su vida, aprendiendo palabras nuevas, sinónimos para las que ya conocía y diferentes formas de desarrollar sus ideas, pero aun no encontraba la forma indicada para hablar con Jongho.
Justo cuando estaba pensando en comenzar a escribir notas para practicar escuchó un par de golpes en la puerta de su habitación. Al abrir se encontró a Jongho luciendo una chaqueta gruesa como si estuviera preparado para salir.
—Hey. —Jongho hizo su sonrisita gingival, luciendo tan dulce que Yeosang casi cerró los ojos para dejar de verlo—. ¿Tienes tiempo para una sorpresa?
La palabra "sorpresa" lo hizo alzar la cabeza como un cachorro emocionado, Jongho se enterneció por su reacción, frunciendo sus labios para no reír.
—Un momento. —Yeosang se apresuró hacia el armario para tomar una de sus sudaderas de gran tamaño, luego regresó hacia Jongho mientras se vestía provocando que su cabello se desordenara un poco—. Listo.
Jongho ofreció su mano para que la tomara, Yeosang entrelazó sus dedos.
Natural.
Durante la caminata a través de los largos pasillos trató de preguntar por la sorpresa, no obteniendo más que pequeños murmullos por parte de Jongho que ni siquiera trataban de ser palabras. Yeosang trató pellizcarle la mejilla, pero cuando acercó su otra mano a su rostro, Jongho giró para besar la punta de sus dedos.
Ahí murieron todos sus esfuerzos.
Arrugó su nariz mientras se ocultaba entre los pliegues de su sudadera, tragándose la vergüenza.
Jongho era un cursi niño tramposo, en serio iba a-
—Creo que es un idiota —El comentario se escuchó desde el pasillo siguiente.