derribar

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Desde ese día Kyouka sentía la espalda libre, las presiones de tener que contenerse al ver a alguien desagradable que no pudiera considerar familia por el daño emocional que ha provocado a su madre y padre se han ido. Ahora tiene total libertad para arremeter y no tener miedo a desbordar sus reproches a estos. Aunque es algo difícil de afrontar ya que fueron verdaderos los daños que ocasionaron a ella misma además de que causaron impotencia todas las veces que tuvo que quedarse callada al saber que a su madre podría afectarle su actitud irracional al contestar de forma explosiva, no puede pensar de sí misma como cobarde pero el no haber hablado así, con seguridad en sus manos, le costó muchas cosas.

Demasiadas en su momento porque ella al madurar supo que no debía tomarle importancia a los comentarios fuera de lugar a aquellos que no mostraban empatía, sin embargo entre más crecía más se pasaban del límite y más tenía ganas de sacarle los ojos a alguien; como si quisiera cobrar por cada momento arruinado. Y bueno, todo eso pasó hasta que su madre dejó de contenerse y gritó lo que contenía el día de la reunión por su aniversario nupcial. Agradecía tanto como maldecía ese acontecimiento porque al final sus padres no pudieron disfrutar de su día más especial pero se prometió a sí misma compensarles el daño el próximo año. Y no se creía la base del problema si no que aún piensa que tal vez si se hubiera mantenido callada su madre no habría tenido la necesidad de parar todo.

Las vacaciones pasaron rápidamente hasta el punto en que ya era viernes, empezando el último fin de semana libre de presiones escolares. Su último ciclo escolar ya estaba a la vuelta de la esquina, se estaba poniendo a la defensiva contra sus pensamientos pesimistas; la carrera era compleja y no era para cualquiera. Eso era lo que rondaba su mente con insistencia, pero algo prominente abarcaba aún más su mente; estaba tan ansiosa porque Katsuki no la había contactado para saber que tenían que hacer en ese tiempo con su proyecto escolar.

Ajá. Escondía su decepción a través de eso, ¿pero qué tanto debería de importarle la atención de ese rubio problemático sobre su persona? Nada, pero aún así se sentía fatal porque le dijo que le mandara un mensaje y al final él no le escribió nada de nada, ni un hola. Se trataba quizás de una mala broma pero ya no importaba, porque ya era hora de alistar sus cosas para marchar el día domingo al campus.

Eso hasta que Denki la llamó a mitad de su acomodo preciso de ropa en su maleta que ya casi estaba llena. No dudó en responder, habían estado comunicándose constantemente por llamadas. Era así con todos menos con Katsuki.

Joder, sácatelo de la cabeza idiota. Pensó antes de responder la llamada.

-¿Ahora que quieres Kami? - preguntó activando el altavoz y dejando el aparato sobre el suelo. Estaba doblando más ropa esperando que cupiera en la maleta.

-¡Ese tipo de contestaciones me rompen el corazón Kyouka! - se escuchaba su exclamación a través del aparato. Ella se reía de él mientras se ponían de pie para ir a su armario.

-Que sensible eres, solo te estaba preguntando de buena manera - dijo con un tono de obviedad que le sacó una risa a su mejor amigo.

-Es que hay una emergencia-¡bueno, no es una emergencia!

Se claro carajo. Aquella voz fue la de Sero luego se río al escuchar una maldición y un claxon de fondo.

¡Muevete imbecil, ¿no tienes luces o qué?!

-¡Mina se está volviendo loca, ayuda! - la exclamación de Denki y las voces de fondo le sacaron una carcajada.

-¡¿Mina al volante?! Eso sí es una emergencia.

-¡Pero Kyouka mi vida, nadie de aquí sabe conducir con decencia y el que sí sabe se negó a manejar! - la voz de la chica se escuchaba en el altavoz ahora.

sure, is weird! [BakuJiro]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora