El aire se arrojaba de su boca en suspiros cortados, viajaban por el aire pero estaba segura de que nadie podía escucharla lamentarse. Las hojas de su cuaderno estaban amarillas, vacías pero era su cofre más privado y alguien lo había mancillado sin vergüenza para algún tipo de beneficio negativo. Nadie estaba al tanto de sus sentimientos, pocas personas y eso estaba bien pero un desconocido le había arrebatado la libertad de expresión de sus sentimientos más profundos, ¿Qué pasaría con eso? Temía la divulgación de sus secretos y la falta de empatía de la persona del otro lado.
En el sillón de su sala estaba solitaria, con el pijama desarreglado y el cabello en media coleta, tuvo la idea de ver algo en la televisión pero los nervios estaban ganando en su contra y no prestó atención a nada de la película que acababa de terminarse. Vio el reloj para darse cuenta de que ya pasaba de la media noche, sus padres deberían estar ya dormidos en su recamara y ella estaba ahí, perdiendo el tiempo pensando de más. Quizás estaba sobre pensando, pero el saber que sus sentimientos estaban plasmados ahí, en unas simples hojas la tenían nerviosa.
-¿Hija?
Kyouka vio rápidamente al lugar de donde venía aquella voz tan dulce. Su madre estaba al pie de las escaleras como si esperara una bienvenida a la noche deprimente, en realidad bajó por un vaso de agua pero no esperaba encontrarse a su hija en el sillón, sentada y viendo los créditos de una película antigua que le gustaba sintonizar a su padre.
-Mamá, ¿te desperté? - preguntó la joven a su madre que se acercaba tranquila.
Kyouka pensó que su madre se veía igual de hermosa tanto de día como de noche, con su camisón puesto y su cabello bien lindo peinado, y sus ojos hermosos sin gafas. Aquellas gafas no permitían apreciar su belleza. Su madre era un ángel, amaba esos momentos en los cuales ella se sentaba y la abrazaba, o la tomaba de su mano como resultado de un consuelo silencioso. Como ahora, Mika estaba despierta y antes que irse a dormir prefirió sentarse al lado de su hija para acompañarla en su incertidumbre y ansiedad.
-No, fui al baño y venía a tomar agua - dijo - pero es extraño que mi hija esté a estas horas en la sala, ¿pasa algo?
Claro, su madre siempre a sido persuasiva, demasiado pensante. Eso o conocía a su preciada hija muy bien. Kyouka podía mentirle a quien fuera menos a su querida mamá. Sus ojos eran demasiado profundos, leían los suyos y sobre todo siempre han sido tiernos, amables y tan brillantes como un par de estrellas en el cielo.
Kyouka siempre se rendía ante ellos.
-Me gusta alguien mamá - confesó viendo sus pies y apoyando su frente en el hombro que le ofrecía la mujer - mucho, y escribí una canción en un impulso pero alguien la arrancó de mi cuaderno y la tiene. No sé donde buscar, me siento nerviosa porque no quiero que se entere.
-¿Acaso es el joven Bakugou-Kun?
La inocencia en la pregunta de su madre no era más que una fachada para hacerla caer. El ceño de la más pequeña se frunció en señal de molestia, esa mujer sabia todo y con eso Kyouka suponía que se enteró de que su corazón latía frenéticamente por él desde el momento en que Katsuki visitó su casa. Las manos las sentía tensas sobre su regazo, nada podía salir mal de eso ya. Suspiró antes de proseguir con su relato y cuento, nada la tranquilizaba más que hablarle a ella de la forma más sincera posible.
Era necesario.
-Sí, me gusta mucho y le hice una canción - explicó - no se que hacer, en serio no quiero que se entere ni que alguien que no conozca tenga en sus manos mi canción.
-¿Y si le confiesas tus sentimientos antes de que alguien más lo haga? - Mika preguntó sabiendo de qué se trataba todo ese asunto. La mujer estaba segura de que su niña era correspondida, ¿Cómo es que Kyouka no podía saberlo de todas formas? Katsuki la miraba con anhelo, amor y preferencia sobre todos los demás. El cariño se palpaba cuando alguien no tenía el objetivo de esconder lo que sentía, ese era el caso del joven que tenía solo ojos para su hija - sería el caso más factible.
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sure, is weird! [BakuJiro]
Fanfictionel amor era confuso y doloroso, Jirou pensaba que en realidad no estaba hecha para vivirlo ni para ir más allá. Después de que su corazón se rompió por primera vez rechazó aún más la idea, pensaba que todo era una mierda y que no valía la pena llora...