Capítulo 8: Jefe

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Advertencia: Contenido OoC probablemente. Personalidades mayormente inspiradas en Oyakusoku no Neverland (Spin off de la serie)

Disclaimer: The Promised Neverland pertenece a Kaiu Shirai y Demizu Posuka.

Capítulo 8: Jefe

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-Norman, yo...-

El rubor sólo subía. Estaría aliviada si se diera cuenta de que no era la única sufriendo en ese minuto. Pero, poco a poco, lo entendía que su corazón no era el único queriendo salírsele del pecho en ese momento. El albino, quien la mantenía abrazada con debilidad, también sentía que iba a explotar ante el nerviosismo. De partida, siquiera se preguntaba cómo es que había tenido el valor para abrazar a Emma. Generalmente, era ella quien le tomaba el hombro u ocasionalmente el brazo. Nunca duraba más de un instante.

Pero esta vez, quiso que fuera diferente. Quiso ser el que se atreviera.

Era un genio, pero lo cierto es que su inteligencia romántica era del nivel de un niño de cinco años. No, incluso el pequeño Phil, un niño bastante listo y muy cercano a Emma, era menos impulsivo y no hubiera actuado sin pensar antes. Poco a poco, pensando en todas estas cosas, Norman estaba entrando en un estado de pánico absoluto.

-Quiero decir...- Continuó Emma.

Podía sentir como al chico se le cortaba el aire en algunos momentos. Y es que, Emma finalmente lo diría, aquello que llevaba días en discusión con su padre, tío, amigos y amigas. Que era amor y nada más que amor lo que llevaba en su corazón feliz y lleno de energía, joven y dispuesto a equivocarse, pero esta primera vez no era ningún error. Sonrió al pensar en ello, y despejó todas sus dudas.

-¡Quiero decirte que...!

-CHIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIII....-

-...-En el momento en el que la joven, interrumpida por algo o alguien, miró la situación desde el hombro de Norman, pudo notar que tras él yacían dos chicos queriendo ser discretos mientras observaban la escena. Queriendo, porque las ganas no les faltaban, pero lo cierto es, es que eran de todo menos discretos. Eran ridículos y su habilidad para ocultarse era completamente lamentable. Tal vez ni siquiera tenían la intención de hacerlo después de todo.

-CHIIIII....- ...La cosa es que miraban a Emma casi con desprecio, ahí, ocultos entre los arbustos, como si fuera una amenaza a algo que no sabe qué, pero por supuesto no podía ser nada bueno. Menos cuando uno de ellos, un raro chico con una cruz dibujada en el cabello, repasó su dedo índice por el cuello mientras la miraba, como diciéndole:

-Ya fuiste, niña de la antena parabólica. No permitiremos que ninguna mujerzuela nos quite a nuestro senpai.-

-¡¿QUÉ?!—clamó Emma indignada al oír esas palabras.

-...Espera ¿Lo dije o lo pensé? —Clamó el chico de la cruz en la cabeza, rascándose la nuca.

-Claramente lo dijiste, Cislo.—Respondió otro moreno a su lado, acomodándose los anteojos. –Mira su expresión, no cabe duda. Lo ha escuchado, y la advertencia ha sido clara.-

-...¿Emma?—

Por su lado, Norman había estado tan nervioso y perdido en sus pensamientos, que ni siquiera notó que no estaban solos en ese espacio. Al haber pensado que la chica de sus sueños iba a decirle algo que requería importancia y cercanía, sólo pudo especular que ella iba a ...

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