Capitulo 5

4.8K 584 51
                                    

Desde el día que Satoru tuvo esa conversación con Megumi sobre adoptar a Itadori, el peliblanco había estado muy inquieto. Pensaba que tal vez su decisión era algo precipitada, tal vez aún debía trabajar más sobre el concepto de su relación dueño- mascota. Si bien nada había cambiado entre Gojo y Yuuji desde ese entonces, pero el médico no podía evitar sentirse muy ansioso por alguna razón.

Después de meditarlo bastante y por varios días, fue a mitad de semana que sus ideas por fin comenzaban a aclararse, había reunido el valor que hasta ese momento Satoru no sabía que necesitaba. Seguía pensando que tener a un híbrido era una responsabilidad muy grande, tenía miedo de encariñarse con él y que algo malo le pasara. Aunque en ese punto ya le había tomado ese cariño al que tanto le temía, así que sería un riesgo que estaba dispuesto a correr.

Un viernes por la mañana el albino le notifico a Itadori que cerrarian temprano la clínica, no era común que Satoru tomara ese tipo de decisiones y mucho menos en un fin de semana, aun así el híbrido no hizo ningún comentario. Además, según había explicado el albino, tenía algo muy importante que hacer. Debía ser algo extremadamente serio para hacerlo salir temprano del trabajo.

Aún era bastante temprano, ni siquiera pasaban de las 11:00 horas del día y Yuuji se encontraba limpiando la clínica para que todo estuviera en orden, estaría toda la tarde él solo así que se tomaba su tiempo reacomodando todo y curioseando en las cosas de Satoru para no aburrirse. Ya terminado en la clínica cruzaría la puerta hasta la casa de Gojo y ya decidiría qué hacer después, tal vez contactar con sus amigos o tomar una siesta.

Una vez que termino y dejo todo limpio, ordenado y listo noto que el reloj marcaba las 15:00 horas del día, al parecer había perdido bastante tiempo husmeando en los objetos de la clínica y no lo noto. Ni siquiera había comido aun y eso su estómago le reclamaba gruñiendo por alimento, vaya que Satoru estaba mimando demasiado su cuerpo y se estaba volviendo exigente en algunos aspectos.

Yuuji se preguntaba qué pasaría, cuando lo dieran de alta de ese lugar. Aún no tenía claro a donde iría porque siendo honesto no tenía ningún lugar al cual regresar o bien, no de forma voluntaria. Eso le aterraba un poco, salir a la calle significaba volver a tener un vida intranquila donde no sabía con exactitud en qué momento terminaría muerto o en manos de alguna persona trastornada.

Al notar lo tenso que se estaba volviendo por pensar en un futuro incierto se dio cuenta que le estaba dando demasiadas vueltas al asunto. Ya pensaria despues en como arreglarselas para no morir, por ahora se centraría en la actualidad y actualmente tenía hambre y estaba cubierto de suciedad.

Dando una última revisión a su actual lugar de trabajo para que todo estuviera bien, se dirigió a casa a tomar un relajante baño. Había terminado por ensuciar toda su ropa de polvo y sustancias extrañas así que lo primero seria tratar con eso. Rápidamente entro al cuarto de baño y se metió bajo la ducha, podía sentir cómo su cuerpo se relajaba gracias al agua tibia, la cual arrastraba de paso todo tipo de impureza y suciedad que hubiera en él.

Después de un rato Itadori salió del cuarto de baño con una toalla envuelta alrededor de su cintura y una toalla sobre sus hombros. Fue directo al armario y rebusco entre las prendas hasta encontrar algo de ropa. Vaya que Satoru había exagerado en la cantidad de ropa que compró para él, pero estaba más que agradecido con el peliblanco.

Desde la primera vez que habían tenido contacto, el médico había sido muy amable y atento con él. Le había tratado con cariño, le había tenido paciencia y también le había brindado afecto, incluso sus toques eran suaves y sin malas intenciones. Yuuji frunció el ceño ante lo último por un amargo recuerdo que cruzó por su mente y se había mezclado con los lindos pensamientos que estaba teniendo.

Amor InterespecialDonde viven las historias. Descúbrelo ahora