Jadeos y Gemidos

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Habían pasado dos semanas desde que me encerraron literalmente en mi propio cuarto, me tienen todo el tiempo sedada con todos los medicamentos posibles apenas con fuerza para abrir los ojos o siquiera comer algo. Lo bueno es que no había vuelto a ver al tal Dr. Styles y tampoco al Dr. Morgan , solo las enfermeras pasaban a verme , darme de comer y por supuesto a medicarme, en cambio mi madre al parecer había decidido marcharse sin decirme a donde ni por cuanto tiempo, estaba totalmente sola en un lugar el cual desconocía a excepción de mi silenciosa habitación la cual parecía hacerse mas pequeña conforme el tiempo pasaba. Cada vez me despertaba mis ojos automáticamente encontraban las paredes blancas; todo el tiempo cada cuanto me permitían los medicamentos despertar lo primero que mi visión me deja ver bajo la neblina somnolienta en la que me encuentro la mayor parte del tiempo son las malditas paredes blancas...

"Siento que muero" decía una voz alejada en mi cabeza en suaves susurros una y otra vez evitándome descansar en la paz de la soledad.

Un sonido estremecedor proveniente de alguna parte de mi cuarto me hizo quejar puesto que este me saco de mi dulce ensoñación.

Una enfermera... Pensé.

Pero tan rápido como ese pensamiento llegó así de rápido se fue, nadie hablaba a mi alrededor ni mucho menos sentía una movimiento provenir de algún lugar. Intente abrir mis ojos pero mi drogado estado no me lo permitía; intente mover los brazos y nada, no podía moverme estaba totalmente indefensa, entonces el sentimiento de la inseguridad y agonía me abarcó por completo.

Mi pecho subía y bajaba acorde los minutos pasaban esperando alguna señal de lo que sea o quien sea que estuviese por ahí , múltiples imágenes colapsaron en mi y empecé a ver una película de terror pasando por mi mente.

Dios mío...

Otro golpe entonó en la estancia.

"Elena." una voz profunda susurró a mi lado.

Una ronca voz me llamaba... Era él.

¿Serán los medicamentos que me están haciendo imaginar y escuchar cosas?

"Elena, bebé, abre los ojitos." Sus gélidos y ásperos dedos corrieron a lo largo de mi mejilla.

"Vamos, Elena. Abre los ojos para mí. Pequeña despierta." ahora se había acercado y pego sus labios a mi oído rozandome con ellos mientras hablaba causándome escalofríos por todo el cuerpo.

Su voz tenía una profundidad letal... Parecía casi una melodía clásica o un Blues suave... Es tan cautivador...

"Pequeña..." susurro "Despierta, Mí Elena." Ronroneo las últimas palabras y como si fuese por arte de magia él había desaparecido... Se había ido; Ya no sentía sus dedos tocar mi piel desnuda al aire libre , ni sus labios rozar mi oreja y había dejado de escuchar su preciosa y armoniosa voz.

¿Donde estás?

Unos minutos después alguien me sacudió obligándome a abrir los ojos de mala gana.

Era un sueño...

"Oye niña, despierta tienes que comer." Negué con la cabeza y me queje. Era la maldita con voz de ardilla.

" No tengo todo el día. Arriba. " pidió impacientemente mientras me levantaba por los hombros, en cuanto me incorporé lánguidamente ella colocó una bandeja de plata delante de mí.

"Come." Ordenó.

La comida de este hospital era la más asquerosa que he probado en toda mi vida , las papas siempre tenían un sabor desabrido , la carne siempre estaba mal cocida y el jugo era agua saborizada... Un total asco.

Fall Drown h.s   a.uDonde viven las historias. Descúbrelo ahora