Overlord: El supremo del nuevo mundo

Capitulo 10: un paso mas a la inhumanidad

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muy buenas a todos. por fin actualización de la historia, bueno como explique anteriormente muchas cosas pasaron en mi vida personas debido a toda esta situación de la pandemia, algo que realmente me había bajado mucho el animo. pero ahora después de casi un año he regresado, y comenzamos fuerte, espero disfruten este nuevo capitulo y muchas gracias a todos los que comentaron, a los que enviaron mensaje, realmente muchas gracias por su apoyo me motiva mas a continuar con mi historia, sin mas que decir por favor disfruten el capitulo.

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Las lamparillas impulsadas por la magia de iluminación, alumbraban las calles de E-Rantel, pese que el sol ya se había ocultado, estas aún seguían siendo transitadas por los habitantes, estos eran principalmente obreros y trabajadores los cuales regresaban a sus casas o se dirigían a los bares después de un largo día de trabajo, los vendedores que en la mañana animadamente intentaban vender sus productos a los transeúntes, ahora se encontraban levantando sus productos y cerrando sus establecimientos para regresar al día siguiente, la imagen de todo esto demostraba el ambiente tranquilo de la noche en E-Rantel al menos la tranquila imagen de los lugares que estaban iluminados.

Sin embargo, una conmoción empezó lentamente por una de esas calles, tanto trabajadores que iban de camino como los vendedores que se preparaban para marcharse, todos se quedaban pasmados ante la escena que veían, incluso algunas personas que se encontraban dentro de sus casas, se asomaron por la ventana al oír los suspiros sorprendidos de las personas en la calle.

Lo que miraban era lo que parecía un grupo de lo que parecían aventureros, delante del grupo iba una carreta de madera la cual iba siendo conducida por un chico de cabello rubio, el cual era lo suficientemente largo, para que su flequillo cubriera sus ojos, las personas lo conocían después de todo era Nfirea Baleare, nieto de la mejor creadora de pociones de la ciudad, al lado del carruaje un grupo de aventureros caminaba a la par del carruaje escoltándolo. Pero lo que dejaba sin aliento a las personas era lo que se encontraba detrás del carruaje de ellos.

Una bestia gigante y aterradora, esta estaba cubierta de una textura de pelaje que daba la impresión de ser más fuerte y resistente que cualquier metal, en sus patas contaba con unas filosas garras las cuales parecían que rasgarían una armadura de adamantita como si fuera simple papel, su larga cola era similar a una serpiente letal, pero lo que mas intimidaba eran sus ojos, los cuales irradiaban una gran sabiduría como un monstruo que ha vivido miles de años quizás casi comparables a los de un dragón, sin duda era una bestia majestuosa.

Pero la mayoría de los ojos no estaba puesto en ella, si no en lo que estaba en sus espalda, ahí yacía una figura imponente, un hombre con una armadura completa color negro azabache, en una de sus manos sostenía su casco, mientras que con la otra se sujetaba de la bestia como si fuera un mero caballo, su porte y magnificencia lo hacía parecer un héroe de leyendas combinado con su apariencia, de un rostro joven y atractivo y un cabello rebelde y juvenil hacia perder el aliento de más de una dama, y algún que otro caballero.

A su espalda, sostenida tímida pero firmemente de la cintura del hombre una belleza incomparable, con un cabello negro como la noche y su piel pálida como la luna, la hacia parecer casi una diosa, con una impresión fría, hacia que los corazones de tanto hombres viejos y jóvenes quedaran hechizados, sin duda al ver a la bestia, al hombre y a la mujer, daba la sensación de que estaban presenciando a una leyenda, si los ojos de todas esas personas pudieran ver magia se darían cuenta que el cuerpo del hombre estaba emitiendo una gran aura de magia verde, magia que hacia reprimir sus emociones fuertes.