Tiempos de lluvia

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Temporada de lluvias. RenJun las adoraba. El olor que impregnaba en sus fosas nasales cuando respiraba profundamente al estar en las calles, era lo máximo. El incesante aroma a tierra mojada, a diferencia de otros, a él le fascinaba. La amaba más porque a penas eran las nueve de la mañana y despertar con la insistente lluvia lo llenó de emoción.

No tuvo problema alguno, puesto que, SiCheng había ido en busca de él con el propósito de que este no pesque algún resfriado o llegar empapado al trabajo.

Aún así, no podía disfrutar de la lluvia mientras trabajaba, estando claramente encerrado. Pese a ello, podía conformarse únicamente con observar a través de la pared de cristal, mirando cómo las gotas de agua que caían en abundancia del cielo nublado, chocaban y se escurrían con la misma.

Soltando un suspiro cansado, siguió con su trabajo atendiendo a los nuevos clientes que ingresaban en busca de refugio y un poco de calor en el espacioso negocio.

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JaeMin caminaba con prisa hacia la empresa, dieron las ocho de la mañana, justo cuando la aborrecida lluvia llegó a arruinarle la vida. JaeMin odia las lluvias. Dios, lo único que lograba era arruinarle el día y su ropa bien planchada que tanto le había costado hacer. Odiaba todo. Estaba estresado, de eso no había cuestión, más porque justo días anteriores a ese, a su vehículo le había dado por enfermarse.

Exactamente, enfermarse. JaeMin solía llamarle de esa manera, refiriéndose específicamente a que el carro necesitaba de ayuda mecánica en un hospital para vehículos, es decir, un taller. Lo veía todo muy divertido cuando lo decía y lo pensaba de esa forma.

No obstante, necesitaba de su automóvil en esos momentos y no lo tenía. Tuvo que optar por usar el autobús, el cual –en las veces que solía ir en bus al trabajo– siempre lo dejaba muy retirado de la empresa. Se maldijo mil veces por no haber pedido un taxi.

Como siempre, siendo tacaño a pesar de ganar millones de wones al mes. Luego de conseguir trabajo, aprendió que lo que su madre solía darle era muy valioso, siempre vivió como el típico mantenido y cuando le llegó la realidad, guardaba dinero para todo aún sin ser necesario.

Se odiaba por no tomar un taxi, aunque cuando él salió de casa todo estaba normal, literalmente, la mañana más casual en su vida. En el transcurso del viaje dentro del bus fue cuando todo el cielo empezó a tornarse grisáceo.

¿Qué dirían de un gran arquitecto corriendo por las aceras con su maletín sobre su cabeza con el fin de no mojarse?

Aquello era tontamente inoperante, porque la lluvia estaba arrasando con todo. No era una lluvia, eso más bien parecía un diluvio.

Peor aún, ¿Qué dirían de un arquitecto que casi se cae de tropezón por la misma lluvia?

Tuvo que tambalearse hasta equilibrar su cuerpo, un poco más y se sostiene de un poste de luz, por poco lo hacía, de ser así ahora mismo estaría muerto. ¿Cómo porqué a su mente le había llegado sostenerse de un poste de luz por si caía? Hasta su propia conciencia quería matarlo. En fin, por eso y más, JaeMin detesta las lluvias.

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—Buen día, bienvenido al Neo Coffee Time. —Hendery dio la bienvenida al nuevo cliente que estaba justo en frente suyo, un poco empapado pero eso no importaba si venía a consumir.

JaeMin sonrió a medias y sin ganas removiendo las gotas de su saco, el cual se quitó para caminar hacia una de las mesas y dejarlo guindado sobre la silla, extendido. Volviendo a la recepción de la repostería, ordenó: —Un Croffle y un café Americano, por favor. —finalizó sacando su billetera para poder pagar.

obsessive²    [renmin]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora