•»Sebastián Michaelis.«•

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—Sabes que él no vendrá. Sabes que le da igual si estás bien o mal. Entonces, ¿Por qué sigues esperando?

La chica sollozaba, cubriendo sus oídos con sus manos ante las crueles palabras dichas por su contrario. Ella sabía que la amaba, sabía que iba a volver.

¿Por qué estaba tardando tanto?

— ¿Quieres que apostemos? —Dijo el contrario con una enorme sonrisa.

— No, ya déjame en paz.

Él sonrió, volviendo a mirar por la ventana. Estuvieron en silencio durante unos minutos hasta que el masculino soltó una risotada, haciendo brincar de la sorpresa a la de cabello ____.

— ¡Ya está anocheciendo! ¡Te lo dije! ¡Te dije que no le importabas!

Ella se hizo un ovillo en el mismo rincón en el que estaba desde que había notado los primeros rayos de sol. La risa del chico resonaba por toda la habitación y eso la hacía sentirse peor. Era una vil burla para él, siempre estaba riéndose de ella. De pronto sintió que el chico le tomó del hombro, haciéndola mirarlo.

— Pobrecita. Eres tan patética.

— ¡Cállate de una vez! ¡Él va a venir por mí, lo prometió! Tú no lo sabes, pero al anochecer, mientras tú duermes, él viene y se queda conmigo hasta que amanece.

— ¿De verdad? Qué curioso, muchas veces me he quedado despierto y no lo he escuchado llegar. — Dijo el masculino, soltando una risita. Ella se molestó más, levantándose y arrojándole el primer trozo de madera vieja que encontró, pero para su mala suerte, él lo esquivó.

— ¡Déjame en paz! Tu solo estás celoso, ¿no es así? ¡Estas celoso porque yo lo amo a él!

El chico, que siempre se veía tan sonriente, de pronto mostró una mirada seria y dura. Con una rudeza sobrenatural la tomó del cuello, marcando en su piel los largos y peligrosos dedos.

—Ese es tu problema, crees que todos te aman. ¿Crees que él te ama a ti? ¡Claro que no! ¿Acaso crees que yo te amo a ti? Pff, no te engañes a ti misma. Me agradas, me interesas, pero no me gustas. Y, sin ti, no podría seguir.

Y terminando de hablar, soltó su cuello, permitiendo que ella cayera de rodillas al suelo, tosiendo con brusquedad en un intento de conseguir aire nuevamente. El chico se sentó frente a ella, mirando como tosía. La mirada de él era aún fría, ni siquiera parpadeaba. Cuando ella finalmente pudo recomponerse fue que el chico volvió a sonreírle.

—No me hagas enojar, ¿sí? — Dijo él, la de cabello ___ sintió un escalofrío recorrer su espalda. Él era peligroso, pero no podía deshacerse de él.

De pronto escucharon pisadas fuera del lugar, ella se sintió aliviada pero él solo mostró un rostro de desagrado.

—Parece que si vino. —Escupió el masculino. La puerta se abrió y él decidió hacerse a un lado, dejando que el pelinegro recién llegado y la chica pudieran mirarse a los ojos.

—____, ¿Qué haces en el suelo? —Preguntó Sebastián.

La chica no lo pensó dos veces y se lanzó a él, rodeándolo por el cuello con sus brazos.

— ¡Sebastián! ¡Estás aquí! ¡Cumpliste tu palabra! —La chica dejó salir un par de lágrimas de felicidad. Pronto sintió que el abrazo fue correspondido, así que ella miró hacia la esquina de la habitación donde estaba escondido el otro chico. — ¡Te lo dije, maldito infeliz! ¡Te dije que él vendría!

El mayordomo miró hacia donde ella lanzaba sus palabras, poco podía decir ante la situación así que decidió callar. Aún sosteniéndola por la cintura, le entregó una canasta adornada con un pequeño moño.

—Es para ti, debes alimentarte bien.

—Gracias!

El mayordomo sonrió al ver la ternura de ella cuando le sonreía agradecida. Se quedó observando cómo comía, a pesar de llevar casi 3 meses en esa vieja choza en medio de la nada seguía teniendo los modales que cuando la conoció le dejó ver.

—Toma, seguro que también tienes hambre. No puedo dejar que te mueras de hambre, después de todo. —Dijo de repente la chica, tomando un panecillo para acercarlo al chico que se escondía en la esquina del lugar. Este asintió agradecido, sin dejar de mirar con ira a Sebastián.

Por fin terminaron de comer, estaba la chica acurrucada en los brazos del pelinegro cuando, por impulso, preguntó.

— ¿Pronto podré salir contigo, Sebastián?

El mayordomo se quedó en silencio, luego le acarició la cabeza y dejó un beso en su frente.

—Pronto. —Y se levantó. Tenía que volver antes del amanecer y le llevaba un poco de tiempo regresar a la mansión, quizá al menos 20 minutos. —Se buena, ____. Vendré después.

La chica asintió, sentándose al lado del chico que siempre le acompañaba.

—Te estaré esperando. Te amo, Sebastián.

—Y yo a ti. —Respondió el mayordomo, mirándola de reojo con una pequeña sonrisa.

Cuando salió de la choza pudo escuchar que ella hablaba dentro. Suspiró y siguió su camino. Ya una vez había tratado de decirle que no había nadie más ahí adentro, que ella estaba sola. Pero cuando le dijo que aquel chico con el que supuestamente hablaba todo el tiempo no era más que una alucinación suya fue cuando comenzaron los ataques. Claro que había notado las marcas de los dedos en su piel del cuello, eran los mismos dedos de su amada ___ los que estaban marcados en su propio cuello. Ella se autolesionaba, siempre diciendo que era aquel ser que solo ella era capaz de ver.

Ciel le había dicho a Sebastián que se encargará de ella, y aunque sinceramente los actos horribles que ella fue capaz de hacer y por los que el Perro Guardián de la Reina fue mandado a cazarla habían sido demasiados, Sebastián era incapaz de lastimarla. Sabía que era una víctima, ella no lo había hecho, lo había hecho ese ser que la manipulaba. Todos esos cuerpos descuartizados, degollados, todo eso. Ella no había sido, solo era ese maldito ser que la obligaba y que, siempre que ella esperaba por Sebastián, la lastimaba.

A ojos del mayordomo demonio, ella solo era una fina flor que poco a poco iba perdiendo sus pétalos a causa de una creciente tormenta que no parecía querer dejarla en paz.

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||° ¡Holaaaa! ¡Estoy vivaaaaaaa! :D

¡Lo siento mucho por no haber actualizado en tanto tiempo! Tenía bastantes ocupaciones, pero ya tenía muchas ganas de volver a escribir aquí. Y sip, era costumbre mía actualizar a altas horas de la noche xd así que para no perder esas costumbres, aquí ando jajaja. 

Espero les haya gustado, no se si quedó claro, pero rayita tiene cierto nivel de esquizofrenia. Ella imaginaba al chico siempre, y mientras que ella pensaba que era él quien la lastimaba, en realidad no se trataba de nadie más que ella misma. Sebastián cayó enamorado de ella y cuando Ciel le dijo que se encargará de ella, en vez de matarla, decidió llevarla a ese lugar y mantenerla oculta. Ciel dijo encargate de ella, nunca dijo "mátala" así que Sebas aprovechó jsjs

¡Gracias por leer! Nos vemos luego ;3

𝐎𝐧𝐞 𝐬𝐡𝐨𝐭𝐬 𝐊𝐮𝐫𝐨𝐬𝐡𝐢𝐭𝐬𝐮𝐣𝐢Donde viven las historias. Descúbrelo ahora