002 || Florentis

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Inicio de la Primavera
3 de la Primavera del 5021 D.C.D

Ascian

Me he desvelado casi toda la noche, había algo que no me permitía dormir. Creo que este viaje que hemos planeado en hacer ha despertado algo y siento que me llama. No lo sé con exactitud.

Es un vacío que siento en el pecho, como si algo me faltara. Jamás había sentido algo así, es un extraño sentimiento y quiero definitivamente deshacerme de él, pero no tengo ni la menor idea de cómo hacerlo.

Fui el primero en levantarme. La Plaza Central estaba en completo silencio y eso me encantaba. Todavía no salía el sol, por lo que aún se podía ver la luna. Brillante en el cielo antes de desaparecer y ser opacada por la luz del sol.

Arreglé mis cosas asegurándome de no olvidar nada. Armas, comida, algún cambio de ropa y el mapa para el camino.

Estoy nervioso, demasiado. Hace mucho que no salía de Oblitus y no sé con lo que me encontraré. Siempre he viajado por mar pero jamás por tierra. Esto va a ser nuevo para mi y espero acostumbrarme al cambio. Sé que hay maravillas allá afuera pero también cosas aterradoras. Monstruos de tierra, alimentos venenosos, que si no sabes cómo identificarlos, ya tienes una muerte asegurada. Y espero no encontrarme con nada de esas cosas.

—¡Cuidado!—grita alguien

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—¡Cuidado!—grita alguien. Subo la mirada para ver lo que está pasando. Mónse casi cae con el caballo que tenía la comida. Si no le hubiesen avisado, posiblemente nos quedaríamos sin nada con que alimentarnos.

Dependiendo de la posición del sol, puedo ver que ya han pasado varias horas desde que salimos de Oblitus. Todos vamos en caballo, algunos en carruaje. Es un camino largo hasta el Reino Estación; son dos días enteros, aproximadamente. Si no tenemos contratiempos, o descansos, puede ser que lleguemos en menos tiempo. Pero, claramente no voy a hacer eso. Yo les dí la idea de venir y soportar todo esto conmigo; ellos se merecen un descanso.

—Descansemos aquí por algunos minutos—digo y todos sueltan un suspiro de alivio. Eso me hace reír.

Nos bajamos de los caballos, y los atamos a los árboles para que no se alejen. Cada quien se dirige a un rincón para echar una pequeña siesta, tomar agua o simplemente hablar. A lo que yo opto por la primera opción, y me siento en la grama para recostarme sobre un árbol. Cierro mis ojos, y respiro hondo, pero de repente siento a alguien sentarse al lado de mi. No abro los ojos en ningún momento, solo espero que hable.

—¿Estás bien?—me pregunta Alastair.

—¿Por qué lo preguntas?—frunzo el ceño, todavía con los ojos cerrados.

—Hoy te oí caminar por la casa en la noche, fuiste el primero en estar listo, por lo que asumo que no dormiste nada anoche—dice, con un tono desaprobatorio. Esta vez abro los ojos, lo miro y hablo.

—Estoy bien. No te preocupes, vas a ver que pronto todo va a mejorar—digo, y le doy la espalda intentado dormir pero habla de nuevo.

—Ascian...—advierte y suspiro.

Entre la Luz y la Oscuridad © (EN PROCESO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora