3 -De vuelta al callejón Diagon

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—Hermanita —Sebastian entró al cuarto de Jaz—, el ministro Fudge está abajo, quiere hablar contigo

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—Hermanita —Sebastian entró al cuarto de Jaz—, el ministro Fudge está abajo, quiere hablar contigo.

—¿El ministro? —preguntó Jaz, abriendo sus ojos con asombro.

—Sí. Será mejor que bajes.

Jaz se puso de pie de un salto y salió de su cuarto, bajando las escaleras rápidamente y muy confundida. En el vestíbulo, Marcus se encontraba apoyado en una pared con los brazos cruzados, mirando al ministro Cornelius Fudge, que se encontraba sentado en una butaca y Harry estaba frente a él en un sofá.

—Hola, Jaz —saludó el ministro con una sonrisa, dejando su taza de té sobre la mesa pequeña que había frente a él—. Harry, ¿puedes dejarme hablar con ella?

—Claro. —El chico se puso de pie sonriéndole a Jaz, y subió las escaleras, al parecer bastante contento.

—Bien...

—¿Lo expulsaron? ¿Irá a prisión? —preguntó Jaz de inmediato mientras se sentaba en el mismo sofá donde antes estaba Harry—. Por favor no lo expulsen, no es justo...

—Tranquila. Está todo solucionado —aclaró Fudge con una sonrisa simpática—. Le modificaron la memoria a la señora Dursley y solucionaron su hinchazón. Harry no está en problemas.

—Genial. —Jaz suspiró con alivio.

—Ahora, sé que te preocupas por Harry —el ministro bajó la voz, casi susurrando—, por eso quiero pedirte que lo cuides.

—¿Cuidarlo...? ¿Cómo...? —preguntó Jaz, confundida. Por un momento se le vino a la mente una imagen en la que ella tenía a Harry en sus brazos como un bebé.

—No digo que sea como un bebé —repuso Fudge haciendo un ademán de descarte con la mano, como si hubiera visto la imagen que estaba viendo Jaz en su cabeza—. Pero... Tú conoces a tu tío Sirius o, más bien, conoces lo que hizo.

—Sí, lo sé —afirmó Jaz.

El ministro se removió en su asiento, jugando con su sombrero de bongo e inclinándose un poco hacia delante para susurrar y que solo Jaz lo escuchara:

—Black se escapó de Azkaban especialmente para encontrar a Harry y... ya sabes... matarlo.

—¿Sirius se escapó de Azkaban... para matar a Harry? —repitió Jaz muy sorprendida y asustada. El estómago se le cerró en un puño, porque ella no quería que Harry muriera.

Fudge asintió con la cabeza.

—Pase lo que pase, no permitas que Harry sepa de esto —susurró Fudge con tono muy severo—. Arthur Weasley me ha dicho que si el chico se entera de que Black traicionó a sus padres... podría ir a buscarlo, y eso es realmente peligroso.

—Solo... No tengo que dejar que se entere, ¿no? —preguntó Jaz, tragando saliva.

—Por su propio bien —afirmó Fudge—. Y ojalá siempre lo acompañes o asegúrate de que nunca esté solo, ¿bien?

Jazlyn Ramsay, el animago y el torneoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora